Arnaldo Otegi fue el primero en admitir que los momentos actuales son «duros» para la izquierda abertzale, pero nadie lo diría ayer en Burlata. Por un lado, porque más de 400 personas se acercaron a oírle en la presentación del libro ``La red'', lo que supone todo un hito en estos tiempos. Y también porque Otegi se mostró seguro de que «es nuestra hora. Luchamos para ganar, ganar tiene que ser el objetivo de la izquierda abertzale. Tenemos razones, argumentos e iniciativas para ello».

Aseguró que hay factores «objetivos» para sustentar esta afirmación. Como ya hizo en la entrevista concedida a GARA, citó entre ellos el «fracaso» del intento de «asimilar o aniquilar a la izquierda abertzale» de estos últimos 30 años, resaltó que hoy día «hay una mayoría popular en el país que quiere cambios políticos en profundidad», y añadió que el contexto internacional es propicio tanto en Europa -donde emergen sin parar estados nuevos- como en América Latina -donde el modelo socialista avanza y consigue cuotas de poder-.

Centrándose en la situación en Europa, puso el acento en que «los que decían que la globalización acabaría con los proyectos nacionales se han equivocado de plano», como mues- tran los casos de Escocia, Irlanda, Groenlandia o Flandes. «Hoy nadie les puede discutir a los vascos su derecho a construir un estado en Europa si consiguen mayorías democráticas», aseguró Otegi ante un público que no perdió detalle durante la hora y media del acto.

30-35% vasco y 2% escocés

Así las cosas, y sin ocultar que «la situación es muy dura y todos y todas estamos hoy en libertad provisional y muy vigilada», Arnaldo Otegi habló en cla- ve de tomar la iniciativa.

En concreto, animó a la izquierda abertzale a afrontar cuatro retos que podrían dar un vuelco total a la situación. En primer lugar, se mostró seguro de que «es el momento de los independentistas en este país. El liderazgo tiene que estar en nuestras manos». En paralelo, abogó de nuevo por «hacer una apuesta clara por disputar la hegemonía al PNV en la CAV», así como a UPN en Nafarroa, «sin perder más tiempo intentando hacer que otras fuerzas sean lo que no son». A preguntas del público, matizaría luego que «no digo que no haya que contar con el PNV, sino que hemos perdido demasiado tiempo desde Lizarra hasta aquí. El PNV sólo se sumará si ve que posicionarse en contra puede poner en riesgo su hegemonía».

En resumen, Otegi defendió la necesidad de buscar nuevas correlaciones de fuerzas más propicias para lograr el objetivo final. Y recalcó que el punto de partida actual es muy válido, ya que las encuestas constatan en Euskal Herria un porcentaje de apoyo a la independencia superior al 30%. «Cuando empezaron en Escocia, apenas eran un 2%», comparó.

«Muy fuertes en la mesa»

Como tercer reto, Otegi defendió «articular un frente democrático que demande la libertad de los presos y las presas. Lograrlo es un deber ético, moral y político». Y, al hilo de ello, planteó por último «construir con paciencia, sin prisas, un proceso de negociación con los estados. Mi experiencia me ha permitido sacar varias conclusiones, como que la izquierda abertzale es muy fuerte en la mesa de negociación. Y no porque sea muy lista, sino porque lleva a esa mesa lo que demanda la mayoría popular del país, y porque tiene argumentos poderosos».

«Esto no quiere decir que el Estado no pueda saltarse todo eso a la torera o no pueda ser muy cruel -matizó-. Pero está claro que a la vista de los observadores internacionales nuestras posiciones son absolutamente democráticas y razo- nables», recalcó Otegi.

Concluyó su intervención con más peticiones de confianza a los 400 abertzales reunidos en Burlata: «Hay que convencernos de que es nuestra hora. Luchamos para ganar».