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Fede de los Ríos

El honor de los Aznar

El valor de la vida de un agricultor, incluidos el honor y la moral de él y de su familia, resulta ser una cuarta parte de valiosa que el daño moral causado por un anuncio falso de separación

Una jueza condena a una televisión al pago de 240.000 euros del ala al matrimonio heterosexual formado por José María Aznar (hombre) y Ana Botella (mujer-mujer); 20 millones de las antiguas pesetas para cada uno de ellos, por intromisiones ilegítimas en sus derechos fundamentales al honor y a la intimidad personal y familiar.

Al parecer, en un programa de dicha televisión se adelantaba la posible separación matrimonial de la insigne pareja.

El segundo punto de la sentencia afirma literalmente (lo digo porque la cosa no está pa bromas): «Declarar que, como consecuencia de ello, se han ocasionado graves daños morales a Don José María Aznar López y Don Ana Botella Serrano de los que deben ser indemnizados por el demandado». Lo leo y advierto alguna irregularidad en su redacción. Imagino error en el tratamiento del segundo miembro del matrimonio, deduzco que se trata de Doña, pues de tratarse de Don el nombre propio que sigue, en su versión masculina, queda un poquito feo e inapropiado.

Tenemos pues un ex presidente y una ex primera dama con la moral, a juicio de la jueza, hecha unos zorros. Quiera Dios que los cuarenta millones les ayuden a levantar su autoestima y salgan de la desmoralización. En las fotos salen tan contentos, pero amigos, la procesión va por dentro. Las ojeras de Josemaría delatan el mal moral.

Es curioso que el honor de los próceres, a juicio de los jueces españoles, sea tan diferente del de sus vasallos. Por ello a la familia, -también heterosexual-, de Juan Martínez Galdeano, aquel agricultor que murió hace tres años en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar, en Almería, y cuyo cuerpo presentaba cincuenta lesiones, algunas de las cuales corresponderían con la utilización de porras extensibles y eléctricas, se les va a indemnizar con diez millones de pesetas. El valor de la vida de un agricultor, incluidos el honor y la moral de él y de su familia, resulta ser una cuarta parte de valiosa que el daño moral causado por un anuncio falso de separación.

Bien es cierto que no han condenado a pena de cárcel a ninguno de los periodistas y por el contrario para con los guardiaciviles responsables de la muerte de Juan Martínez, el Tribunal Supremo, después de relevar a uno de sus jueces que discrepaba de la sentencia, ha dado muestras de enorme dureza rebajando su condena de quince meses a un año de prisión. Lo decía Aristóteles hace ya veinticinco siglos, sería una muestra de injusticia aplicar ley igual a seres desiguales. Y eso lo saben los cinco jueces del Tribunal Supremo español, por ello sus sentencias destilan una suprema equidad.

En Roquetas, hace ya veintisiete años, miembros de la misma benemérita institución detuvieron a Juan Mañas, Luis Montero y Luis Manuel Cobo. Los torturaron, descuartizaron y prendieron fuego. De los nueve guardiaciviles acusados, tan sólo uno fue juzgado y condenado. Al tercer año, los jueces le concedieron el tercer grado; cuatro años más tarde se encontraba en libertad. Los familiares de los tres jóvenes no son víctimas del terrorismo pues éstos murieron a manos de antiterroristas. La misma palabra lo dice, almendruco: fruto seco.

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