Juanjo Basterra Periodista
La crisis y el paro nos habitan desde hace mucho tiempo
Algunos, quienes están a la sombra del poder, tratan de marcarnos sus presupuestos sobre la situación económica. Nos dicen que estamos en crisis y, evidentemente, decimos que sí. Vemos la marcha de nuestros bolsillos, y está claro, pero hay que retroceder para divisar el fondo.
La crisis no se ha separado de una parte de la población ni en los momentos de mayor auge económico. Hasta 2007 llevábamos tres lustros de crecimiento desbordante y de beneficios económicos que se multiplicaban año tras año. Pero una parte importante de la población vasca, sin embargo, estaba y está en la pobreza más absoluta. Hablo de alrededor de 100.000 personas en un país pequeño como es Euskal Herria, cuyos dirigentes se vanaglorian de que es una de las regiones más ricas de la Unión Europea. Hay que sumar a la pobreza a una parte importante de los pensionistas y de los trabajadores en precario, dado que sus sueldos no alcanzan el umbral de la pobreza, que se sitúa en torno a los mil euros mensuales.
Así es la historia de esta crisis. Los poderosos se dan codazos por llegar a la puerta de la administración pública para obtener ayudas económicas sin fin y, a la vez, son los primeros que envían al paro a los trabajadores cuando sus cuentas no les dan saldos positivos que les permitan obtener más ganancias.
De nada sirve que los últimos años hayan logrado enormes beneficios. Eso es agua pasada. En esto creo que también hay que mirar atrás. El paro crecerá, como también ha confirmado Caja Laboral, porque los empresarios prefieren que sean las arcas públicas las que paguen 7 de cada 10 euros del salario a sus empleados en vez de destinar sus beneficios acumulados a ese propósito. No parece que el paro se vaya a disparar a cuotas del 25% del año 1993 en Hego Euskal Herria, porque, entre otras cosas, la Administración y los empresarios descubrieron que la precariedad laboral es más rentable. Un tercio de los ocupados vascos tiene contrato temporal, por lo que en cualquier momento puede ir a la calle y, además, el 90% de los mismos percibe salarios inferiores a mil euros, por lo que las arcas públicas aflojan menos dinero. ¡Vaya 2009 que nos espera!