Liga ACB
La Copa se le escapa a Bilbao Basket al cántico de «¡Pío, pío!»
El gafe de «La Roca», de donde el cuadro bilbaino siempre sale apaleado, se plasmó en un choque demencial que se quebró en el segundo cuarto. Jugadores como Recker o Seibutis ni aparecieron.
GRAN CANARIA 99
BILBAO BASKET 80
Arnaitz GORRITI | BILBO
«¡Pío, pío!». He ahí el grito de guerra de la afición del Kalise Gran Canaria, grito que retumba en lo más hondo de Iurbentia Bilbao Basket. Y es que el equipo bilbaino sigue con un gafe en El Centro Insular de Gran Canaria, también conocido como «La Roca», en el que no recibe más que paliza tras paliza. Para postre, las opciones de jugar la Copa pasaban por vencer al cuadro canario. Pues nada, en un partido demencial, los de Txus Vidorreta se llevaron un sonoro bofetón y la despedida de toda posibilidad para estar en Madrid, ya que la Copa se marchaba volando. «¡Pío, pío!», y hasta otra.
Los partidos en «La Roca» siempre tienen un componente extraño. Comenzar a jugar a las 11.30 no puede ser muy sano, con los biorritmos pidiendo la tregua dominical.
Sin embargo, no fue el arranque lo que llevó el caos y el desastre a las filas bilbainas. Los de Salva Maldonado partían sin Freeland ni Sanders, dos de sus puntales esta temporada; tampoco el prometedor Albert Moncasi aportaba nada, ya que dos faltas casi consecutivas lo llevaron al banquillo. Para postre, Weis anotaba sus dos primeros tiros libres. Por una vez, había buenas sensaciones.
Y es que se suponía que el juego interior de los hombres de negro debía imponerse, pero el buen arranque duró lo que un suspiro. Con la entrada de Mario Bruno Fernández, Kickert, Savane y Fisher el partido sufrió un terremoto en algún lugar, y de su mano, el prometedor inicio de los de Vidorreta se perdió como una gota de agua en el mar.
Intensidad y locura
El nivel defensivo de los canarios aumentó en el segundo cuarto, y fue Janis Blums quien más lo sufrió. El base letón sabe mover a su equipo, pero no es un virtuoso con el balón. Así las cosas, entre Fisher y Fernández le volvieron loco, y de su locura estalló el partido.
Con un parcial de 15-2, se pasó del 27-21 del final del primer período a un alucinante 42-23. Sólo el regreso de Javi Salgado y el gran partido de Salva Guardia pusieron un mínimo de orden, porque si no, el parcial hubiera sido escandaloso. Una reacción a última hora de los visitantes dejaba el partido sin decidirse: 57-39. El paso por los vestuarios debía traer algo de cordura.
Pues no. El descanso largo no mejoró en nada un juego bilbaino sumido en el caos perpetuo. Ni en defensa, a la que los de Salva Maldonado metían mano cuando y como querían, ni en ataque, en el que se vieron unos horribles lanzamientos a cargo de Savovic y Paco Vázquez que no tocaron ni aro. El juego bilbaino seguía por una senda demencial, en el que también colaboraba el arbitraje, para desesperación de Txus Vidorreta. Jugadores como Seibutis o Recker -que hizo un ridículo -10 de valoración- ni existieron.
Fiesta local
La fiesta de los canarios no tenía fin. Hombres como Moran o English se sumaban al torrente anotador local. De hecho, siete de los nueve jugadores canarios que dispusieron de minutos llegaron a la decena de puntos. La juerga duraba demasiado.
Un fin de fiesta que llegó al recochineo cuando la afición canaria coreó en un tiempo muerto aquello de «¡Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid!». En fin, ayer se ganaron el disputar la Copa
Tras el 82-56 del final del tercer período todo estaba decidido. Sólo Salva Guardia y Marko Banic, picados en su orgullo, maquillaron un poco el resultado final. Triste consuelo para un Bilbao Basket que tiembla cada vez que visita «La Roca».
Acompañado por Rafa Pueyo, segundo entrenador de Iurbentia Bilbao Basket, Txus Vidorreta habló bien claro de la derrota de ayer. El técnico de Indautxu se quejó de la diferencia de intensidad entre los canarios y sus hombres y, hacia al final dejó caer que, de no «espabilar», algunos de sus jugadores pudieran no tener tantos minutos.
«El partido ha estado claramente marcado por el final del primer cuarto y los tres o cuatro primeros minutos del segundo. En base a la intensidad, el acierto y, además, un poco de compromiso ante las dificultades, el Kalise Gran Canaria ha resuelto el partido».
El entrenador bilbaino no se olvidó de felicitar al cuadro rival, y también a «algunos» de sus jugadores. «Nosotros no hemos estado a la altura y no nos queda más que recalcar el trabajo colectivo de Gran Canaria, y el trabajo de algunos de nuestros jugadores, y felicitarlos porque, con esta victoria certifican prácticamente su pase a la Copa».
«En el descanso, que todavía había una oportunidad, hemos intentado hablar de esa intensidad, del acierto a nivel ofensivo y defensivo que ha tenido un jugador como Josh Fisher, que creo que ha cambiado la dinámica del partido. A pesar de que nosotros creamos que tenemos calidad suficiente para plantar más cara, pues si no le ponemos el mismo espíritu y la misma intensidad que ellos, pues al final no puedes competir. Y así nos ha sucedido», añadió.
Aun así, el técnico vizcaino quiso pasar página y dejar el partido de ayer en un borrón. «Venimos de una línea de seis o siete buenos partidos. Simplemente, Gran Canaria ha sido mucho mejor que nosotros. A partir de ahora, tenemos que analizar este partido y, sobre todo, preparar el siguiente -que enfrentará el próximo domingo a los de Vidorreta ante el Barcelona en el BEC de Barakaldo-».
El toque de atención llegó a la hora de rescatar algo de su equipo. «Lo único positivo ha sido la aportación individual de algunos jugadores. Por ejemplo, Salva Guardia ha hecho un partidazo, demostrando mucho carácter. Tenemos que empezar a pensar de cara a los próximos compromisos que, si hay jugadores que no espabilan, tendremos que asumir menos rotaciones, porque parece que no están sirviendo para mejorar, sino todo lo contrario».