IBILIZ IBILI | ANTXON ITURRIZA «AIZPEL»
Sierra de Leire Desde la Cañada de los Roncaleses a Arangoiti
La sierra de Leire constituye la primera muralla que levanta la cordillera pirenaica desde las tierras llanas de Nafarroa. Frontera de paisajes y climas, se perfila como un escalón que se alarga dominante sobre el valle del río Aragón. Por sus collados cruza la ruta milenaria de la Cañada de los Roncaleses y a sus pies se asienta ese emblema de la cultura y de la historia de Nafarroa que es el monasterio de Leire. Desde este lugar cargado de una tradición secular vamos a iniciar nuestra excursión hacia las alturas de la sierra.
Partiendo del aparcamiento del monasterio, iniciamos el ascenso hacia las alturas. Cruzando la pista que se dirige hacia la fuente de San Virila, nos dirigimos hacia una cercana borda que sirve de asentadero a los pastores trashumantes. El camino ascendente se estrecha. Poco después cruzamos una pista que procede de una antigua cantera.
Seguimos ascendiendo hasta encontrarnos frente a un cruce de caminos (0,15 h). A la izquierda, señalizado con una flecha pintada, surge una estrecha senda por la cual regresaremos de vuelta. A la derecha prosigue con anchura y firmeza la ruta cabañera por la que continuaremos ganando altura. Al borde del camino podremos observar los mojones que jalonan el trazado de la Cañada de Los Roncales.
A medida que ganamos altura los encinares van cediendo el terreno a los robledales. Vamos pisando piedras que han sido pulidas a lo largo de siglos por las pezuñas de miles de ovejas en su tránsito entre la montaña y la Bardena.
Alcanzamos el portillo de La Cerrada (1,15) (1.210 m), abierto sobre los bordes de la sierra. A partir de este collado, la cañada enfila en descenso hacia el puerto de Coronas. Nuestra ruta va a derivar a la izquierda (oeste), siguiendo una tenue senda marcada en el bosque somital de la sierra.
El terreno salva algunos tramos incómodos de bloques hasta alcanzar la cima de Castellar (1,45) (1.266 m), coronada por una cruz metálica. Siguiendo por la senda marcada, llegaremos al collado de El Rallar (2,15), por el que iniciaremos el descenso al regreso. Una pintada en un árbol con el nombre «Aran» nos pondrá sobre la pista del sendero que nos acercará a nuestro objetivo. Pronto nos encontraremos sobre la discreta cima de El Rallar (2,30) (1.281 m), colgada sobre el borde de la sierra.
A partir de aquí el sendero, señalizado con marcas de pintura, se prolongará evidente haciéndonos avanzar por el borde del cresterío. Un último ascenso nos situará finalmente sobre la cima de Arangoiti (2,55) (1.355 m).
El monolito de Leire
La cumbre está invadida por una gigantesca antena, pero nos ofrece a la vista un inmenso panorama: al norte se perfilan las cumbres nevadas del Pirineo, en tanto hacia el sur se extiende el valle del Aragón, con el pantano de Yesa como referencia más llamativa del paisaje. Más allá se alarga la sierra de Peña, cerrando el paso hacia la Bardena, en tanto que bajo nuestros pies, los bosques otoñales amarillean rodeando el enclave del monasterio de Leire.
Para el descenso regresaremos hasta el collado de El Rallar (3,25). Desde este punto tomaremos un sendero que desciende con fuerza entre el bosque. En un rellano podremos contemplar una visión cercana del espectacular monolito de Leire. Se da la circunstancia de que esta gigantesca columna natural estuvo a punto de ser dinamitada en 1946 durante las obras del pantano de Yesa. Afortunadamente, prevaleció la sensatez y el monolito siguió en pie.
Unos meses antes, el 16 de junio, había sido escalado por primera vez. Dos catalanes, Joan Caballé y José Castell, completaron en esa fecha la primera ascensión a este pico, iniciando la época de la escalada de dificultad en Nafarroa.
Retomamos el sendero para continuar el descenso hasta retornar a las inmediaciones del monasterio de Leire (4,10), al que se hace obligada una visita antes de partir.