Juan José Ibarretxe se embarca rumbo a Groenlandia a apenas dos meses de unas elecciones que se presentan muy reñidas y que le han empujado a hacer un movimiento de riesgo, en términos políticos e incluso físicos. Si antes utilizó como enganches electorales el llamado Plan Ibarretxe y la propuesta de consulta, ahora el objetivo es aferrarse al ámbito internacional, y más en concreto al caso groenlandés, el último referente que puede ser válido para Euskal Herria en el contexto internacional.

La iniciativa no ha terminado de convencer en Sabin Etxea. De ello da fe el hecho de que la dirección del PNV haya embarcado también como «cotimoneles» a Iñaki Azkuna, alcalde de Bilbo, y al ex consejero de Interior Juan María Atutxa. El ex presidente jeltzale Xabier Arzalluz apuntó ayer en su columna semanal en una radio vizcaina que «con tanto `michelín' a bordo, lo van a tener mal para encontrar flotadores».

De hecho, la primera discrepancia ha sido previa a la partida. Según ha podido saber GARA, Ibarretxe discutió con Az- kuna y Atutxa sobre cuál era la bandera que debía ondear en el palo mayor. Mientras el lehendakari abogaba por una ikurriña con el lema «Euzkadi, itsasoan aurrera doan herria», el alcalde y el ex consejero alertaron de que al tratarse de una nave de propiedad pública queda necesariamente afectada por la sentencia del Tribunal Supremo español que impone la colocación de la bandera española en los mástiles de edificios oficiales. Finalmente, se ha instalado otro palo mayor para que ambas enseñas ondeen a la par.

«¿No querían polo?»

Ibarretxe explicó a los medios que se ha inspirado en los viajes de los balleneros vascos del siglo XVIII: «Si ellos pudieron, nosotros también podemos. We can do it. No somos como otros, que se echan al monte; nosotros nos echamos a la mar. Tenemos los motores a punto, el timón sujeto, la brújula lista, y éste es un viaje de no-retorno». De paso, mandó un mensaje al resto de formaciones abertzales que buscan una alianza soberanista eficaz: «¿Querían polo? Pues toma polo. El polo auténtico, el Polo Norte, va a ser conquistado por el PNV, como cauce central de este país que siempre ha sido y que siempre será».

Este viaje era la sorpresa que el lehendakari había anunciado que guardaba para la campaña electoral. Sin embargo, los resultados del Euskobarómetro dados a conocer el viernes y que sitúan a PNV y PSE en cotas muy parejas extendieron la inquietud en Sabin Etxea.

En una reunión de urgencia celebrada por la tarde, Ibarretxe defendió que era el momento de utilizar esta baza. Iñigo Urkullu intentó hacerle ver que ni siquiera ha grabado el discurso institucional de Nochevieja, pero el lehendakari determinó que no era motivo suficiente para echarse atrás. Será la portavoz Miren Azkarate quien se encargue de sustituirle ante las cámaras, lo que supone un nuevo espaldarazo a su gestión, cuestio- nada por los recientes escándalos Balenciaga y Guggenheim.

La iniciativa provocó una cascada de reacciones entre los círculos políticos. Patxi López, candidato del PSE, acusó a Ibarretxe de «jugar a los marineritos», y ha exigido conocer cuánto costará el viaje a las arcas públicas de la CAV. Antonio Basagoiti, por contra, le retó: «Si Ibarretxe llega a Groenlandia con ese barco, yo me marcho hasta la ONU en mi moto». Desde Nafarroa, su homólogo Miguel Sanz replicó al lehendakari que «yo sólo me mojo en el Ebro, y en agosto, que luego vienen los catarros y el que más chifla, capador».