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Bombardeo israelí sobre Gaza

Israel sigue teniendo carta blanca

Si no fuera por la magnitud de la cifra de cadáveres, la masacre de ayer en Gaza sería una más de una aniquiliación sin cuartel contra el pueblo palestino. Las razones y los culpables son los de siempre; veremos si la respuesta internacional también. ¿El olvido?

Martxelo DIAZ

Cientos de muertos en los ataques masivos aéreos que Israel ha llevado a cabo contra Gaza. Un fallecido, según el diario «Haaretz», en la «respuesta» de las milicias palestinas con cohetes artesanales. La desproporción es evidente, pero no nueva.

Con la «tregua» en vigor, una veintena de palestinos murieron por ataques israelíes en un mes, mientras que los ataques de cohetes no pasaban de provocar daños materiales. Hamas y las demás fuerzas palestinas que actúan en Gaza -FPLP, FDLP y Yihad Islámica- decidieron que no merecía la pena que ese papel mojado siguiera teniendo vigencia. Un acuerdo que sólo ha traído sufrimiento a los palestinos. Israel se comprometió a levantar el bloqueo durante la tregua que comenzó en julio, pero Gaza siguió aislado. Por cierto, muchos de los heridos ayer morirán, simplemente porque no podrán recibir la atención que precisan debido al bloqueo. Así de cruel y así de simple.

Es sólo un ejemplo más de cómo son las cosas allí.

La excusa del «terrorismo» sirve a Israel para cerrar a cal y canto a un millón y medio de personas en Gaza, sin asistencia sanitaria, comida, ni calefacción. Le sirve también para levantar un muro de separación en Cisjordania y, de paso, aprovechar para apropiarse de tierras, de más tierras por la fuerza de las armas.

Israel ya amenazó con más mano dura a la población de Gaza si no derrocaban al Gobierno de Hamas. Lo ha hecho esta misma semana el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, que ha tenido que dejar su puesto por corrupto. También lo hicieron Tzipi Livni, Ehud Barak y el general Gaby Ashkenazi. Dicen que quien avisa no es traidor. Yo no lo tengo tan claro.

Las amenazas de Israel no son en vano. «Todavía queda lo peor», advierte el Ejército israelí. Esta misma semana Israel amenazó con iniciar una ofensiva terrestre a gran escala en Gaza. Puede ser el próximo paso.

Bombardear una zona que tiene una de las densidades de población más elevadas del mundo sólo puede calificarse de crimen de guerra cometido por un Estado terrorista. Pero aquí no habrá Tribunal de La Haya.

¿Culpable de la masacre de ayer? Israel. ¿Cooperadores necesarios? EEUU y la UE, que siguen manteniendo al Estado sionista política y financieramente. ¿Y Egipto? Ayer, el mundo árabe le incluía entre los culpables.

¿Va a ser capaz la UE de seguir ofreciendo a Israel el estatus privilegiado que le otorga el Acuerdo de Asociación después de la masacre de ayer?

¿Va a seguir Barack Obama, la gran esperanza de la socialdemocracia mundial, defendiendo que Israel tiene derecho a «defenderse» como hizo nada más lograr la nominación demócrata?

A todo esto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó los ataques israelíes de ayer en Gaza. ¿Se lo dirá a Olmert o a su sucesor o sucesora la próxima vez que acuda a mendigar a una reunión? ¿Valdrá esta masacre para que se dé cuenta de que el proceso de Annapolis no sirve más que para dividir al pueblo palestino y trabajará a favor de una verdadera unidad nacional frente al verdadero enemigo -el ocupante sionista- en vez de maniobrar con las fechas de las elecciones para mantenerse en el poder? ¿Escuchará a quienes ayer se manifestaban a favor de la unidad nacional en Ramallah y Amman?

La tragedia del pueblo palestino es que estas preguntas tendrán la respuesta más favorable a la ocupación sionista y la más negativa para la consecución de una Palestina libre.

Los gazatíes enterrarán a sus muertos y seguirán siendo olvidados, más allá de una condena del Consejo de Seguridad de la ONU que irá al montón de papeles mojados, y que ya abulta demasiado.

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