Los obispos de Bilbo afirman estar contra la pobreza y la limitación de la natalidad
GARA |
Los obispos de Bilbo denunciaron ayer el «intento de muchos países e instituciones internacionales» de limitar la natalidad con métodos «que atentan, incluso, contra la dignidad de la mujer». Además, advirtieron de que la pobreza asola «dramáticamente» a la mayor parte de la población mundial pero también «a muchas personas y familias que conviven en nuestra proximidad, debido a la grave crisis económica».
En su mensaje, con motivo de la Jornada Mundial para la Paz que se desarrollará el próximo 1 de enero, Ricardo Blázquez y el auxiliar, Mario Iceta, aseguran que éste es «un asunto que resuena de modo particular durante este año».
La pobreza, opinan, se encuentra «frecuentemente» entre los factores «que favorecen o agravan los conflictos, incluidas las contiendas armadas».
«A su vez, los conflictos armados agravan las situaciones de pobreza de muchos pueblos, entrando de este modo en una cruel espiral que produce gravísimas consecuencias en las personas y comunidades que los padecen, dejando profundas y dolorosas secuelas que necesitarán de varias generaciones para ser superadas», lamentan.
Por esta causa, consideran que «combatir eficazmente la pobreza» constituye «uno de los principales retos actuales de la humanidad», así como «una tarea que nos incumbe y compromete a todos». No obstante, añaden que «esta lucha decidida contra la pobreza» se inserta en «el fenómeno complejo de la globalización, con sus luces y sus sombras».
También manifiestan su convicción de que este problema conlleva «profundas implicaciones morales», como las que se dan «en el campo la demografía», en el que «muchos habían considerado el crecimiento de la población como causa de pobreza».
Según opinan, ello ha conducido a «muchos países e instituciones internacionales a limitar la natalidad incluso con métodos que atentan contra la dignidad de la mujer, el derecho de los cónyuges a decidir responsablemente el número de hijos e incluso la eliminación de la vida humana naciente».
A su juicio, «a la luz de los datos socioeconómicos de países emergentes, es posible reafirmar que la población, lejos de ser considerada como una amenaza para el desarrollo, se confirma verdaderamente como una riqueza indispensable para el progreso de los pueblos».
También destacan como esencial la «necesaria lucha» contra las enfermedades pandémicas «con métodos acordes a la dignidad de la persona, la atención a la actual crisis alimentaria que pone en peligro las necesidades básicas de alimentación de la población, y la atención a la preocupante magnitud global del gasto militar, que se sustrae a los proyectos de desarrollo de los pueblos, principalmente los más pobres».
Entre otras cosas más, los obispos de Bilbo afirman que «todos deben contribuir a que la construcción de la paz se base en la justicia, la solidaridad y la caridad».