Deberíamos, para empezar, trabajar y desarrollar más nuestra inteligencia emocional, pero sin confundir términos. Recordemos que inteligencia emocional no es reprimir emociones, sino aprender a identificar, conectar, dejarse sentir, comunicar, canalizar y sanar las emociones.

Cuidar nuestra salud. No está de más una revisión médica, aunque a muchos nos desagraden los hospitales. Mejorar nuestros hábitos alimenticios, practicar deporte, actividades de ocio y descanso, incluyendo algún masaje profesional; bailar, cantar y gran dosis de amor, sexo y humor para mejorar nuestra salud física y mental.
Aprender y fortalecer, más y mejor, la comunicación con la familia, la pareja, los amigos, compañeros de trabajo… sin cursilerías, dramatismos ni histerias, simplemente aprender a decir qué opinamos y cómo nos sentimos ante tal o cual situación, aceptando las diferencias, siempre con la reciprocidad del saber escuchar a los otros.

Cuidar el trabajo, aquellos que tienen aún un trabajo y un sueldo. Organizarse debidamente, encontrarle el lado bueno a lo que hacemos, saber que somos capaces de cumplir bien nuestras funciones, conocer nuestros derechos y obligaciones. También solidarizarnos con las reivindicaciones de todos los trabajadores: asalariados, no asalariados, jubilados, en paro y de todos los afectados por la crisis.

Y también hay algunos consejos para los políticos. En primer lugar, investigar lo que verdaderamente significan: democracia, justicia social, consulta popular, participación ciudadana, derechos humanos, resolución de conflictos –políticos, sociales, económicos–, administración honesta de los dineros públicos… Esos y muchos otros conceptos importantes a la hora de gestionar y administrar los intereses y las necesidades de aquellos que les han votado, y también de quienes no les han votado. Después de investigar y entender correctamente esas definiciones, deben llegar a acuerdos, organizarse y coordinarse entre todos los representantes y líderes políticos asegurándose de aplicar cada uno de estos conceptos, priorizando siempre y sobre todas las cosas el bienestar y la seguridad de todos los ciudadanos.

Atender de forma más adecuada a los grupos desfavorecidos, especialmente a niños y jóvenes, disminuidos físicos y psíquicos, pensionistas, amas de casa y, en general, a colectivos social y económicamente explotados, excluidos, marginados y olvidados. Intervenir positiva y activamente en todos los proyectos que nos permitan erradicar las guerras, la tortura, el hambre y la lista de injusticias y problemas sociales de las que nos vemos todos afectados. Tomar medidas inmediatas para evitar los distintos problemas ecológicos, respetando al máximo la naturaleza a fin de conservar, salvar y aprovechar nuestro ecosistema.

 Y por último, para políticos y no políticos, para todos en general, aprender a disfrutar de todo lo que sí tenemos: desde salud física y mental, trabajo, familia y amigos, hasta inteligencia o paciencia. Y, por supuesto, aprender a disfrutar de la vida.