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Helen Groome Geógrafa

No ver el año nuevo

En China, el suicidio es tres veces más alto en las zonas rurales que en las metrópolis, en Grecia y Australia dos veces más. Algo pasa para que la población rural claudique ante el mundo en que vive

Entre otras muchas personas que no han celebrado el año nuevo figuran todas las personas, principalmente hombres, del sector agrario que se suman a la vía rápida para solucionar sus problemas: cada año son miles los y las agricultoras que se suicidan. Así, directamente.

El caso más conocido, y que tristemente aparece repetidamente en internet -aunque no en medios de comunicación más tradicionales-, es el de la India, donde desde 1997 se estiman en casi 200.000 las personas del campesinado que se han quitado sus vidas. ¿Qué les empujan a un acto tan decisivo y final? En la India hablan de endeudamiento crónico del campesinado, debido a rendimientos menores que los prometidos con semillas híbridas y transgénicas vendidas por empresas occidentales, mayores gastos por compras de agrotóxicos y fertilizantes minerales, precios irrisorios de las cosechas, etcétera, etcétera.

El suicidio agrario no afecta únicamente a la India, aunque allí destaca el alto número de personas muertas, sino que también caracteriza a las poblaciones agrarias de los otros continentes. Malas experiencias entre el campesinado dedicado a la producción de tomate generaron una oleada de suicidios en Ghana, no hace tanto tiempo. En el Norte, en países con una agricultura definida como «moderna» (léase tecnificada y controlada por empresas y bancos) como son Inglaterra y Gales, más de 700 agricultores (hombres) se quitaron la vida entre 1981 y 1993. En solamente 3 estados de los EEUU (Kentucky y las Carolinas), 645 agricultores se suicidaron entre 1990 y 1998. Uno cada 6 y 5 días, respectivamente.

En todos estos países la incidencia del suicidio en la población agraria es mayor que en la población en general. En China, el suicidio es tres veces más alto en las zonas rurales que en las metrópolis, en Grecia y Australia dos veces más. En Inglaterra las llamadas descritas como «desesperadas» a los servicios sociales de personas que habitan zonas rurales subieron en un 400% en el 2001. Algo pasa para que la población rural claudique ante el mundo en que vive.

A veces motivos «naturales» influyen en el suicidio: así en Australia se llegó a conocer el suicidio de un agricultor cada 4 días en 2006, arruinados por una larga sequía. En Gales e Inglaterra la debacle económica resultado de la fiebre aftosa generó suicidios. Pero, en general, las causas de los suicidios tienen mucho que ver con la codicia y la avaricia de un sistema económico que valora por encima de todo los beneficios económicos de unas pocas personas, implique lo que implique eso para el resto de la población, en este caso la agraria y rural. Obligar a las personas (por mil caminos mezquinos) a endeudarse en modelos agrarios controlados por tecnócratas, empresas o bancos, manipular el mercado fijando precios agrarios por debajo de sus costes de producción, echar violentamente el campesinado de sus fincas para subsistir únicamente en tierras marginales... hay personas sometidas a estos procesos que simplemente prefieren no ver el año nuevo.

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