Raimundo Fitero
Sin rebajas
Rebajaremos todo, menos las rebajas. Una sesión de televisión vespertina nos coloca ante una suposición insufrible sobre nuestro futuro inmediato. Hay palabras que sobrevuelan en anuncios o en noticias que se repiten en todas las cadenas y en todos los horarios informativos. Una de ellas es «knut» y de momento me mantengo insobornable, es decir todavía nadie me ha propuesto ningún soborno por lo que solamente sabrán el concepto que encierra la palabra entrecomillada quienes hayan visto el anuncio de marras, uno de los más sabios y bien estructurados de los últimos tiempos. La otra palabra es yajé.
Yajé sí se puede explicar porque la han explicado tantas veces en estos días que le han hecho una magnífica propaganda. Según reproducen los noticiarios se trata de una planta que si se injiere de determinada manera produce efectos psicotrópicos que, siempre según la versión policial con imágenes dudosas incluidas, era utilizada por unos timadores, o chamanes de pacotilla, en un chalet de la sierra madrileña donde tenían a unas cuantas personas, familias enteras con sus niños, buscando la verdad interior, la luz, la telepatía y las experiencias con el más allá. Eso es lo que nos cuentan. Y nos dicen que esa planta es peligrosa porque tomada en cantidades elevadas puede producir vómitos, convulsiones y hasta la muerte. Yo pienso, tras los mil quinientos diecisiete reportajes sobre los roscones de reyes repartidos gratuitamente que nos han endilgado, que si uno come mucho roscón, en cantidades descontroladas, le puede provocar vómitos, convulsiones y hasta la muerte por empacho o por tragarse el regalito sorpresa. Es un decir.
Pero estamos en rebajas y se trata de no rebajar la tensión sobre las rebajas, por eso nos incitan con supuestos reportajes de elaboración propia acercándose a la realidad social de cada instante a consumir en las rebajas. Es un mensaje agobiante, como si no comprar en estos días fuese el primer síntoma de ser un excluido. Sin rebajas no hay paraíso. Según los mensajes abiertos, cada uno tenemos la obligación de salvar la temporada de ventas a los comercios. Me encuentro entre «knut» y yajé.