En este año que comienza, como una acción de estimulación cívica se anuncia la concesión de los Atila, Nerón, Herodes, Judas y Job Sariak. Están destinados a las personas e instituciones que de forma entusiasta han dedicado durante el pasado año todos sus esfuerzos y capacidad a la destrucción de los valores de la naturaleza, la ciudad, la cultura, la lengua, el patrimonio monumental y la identidad de Euskal Herria. Por premura, falta de coordinación y de divulgación al no haberse difundido las bases adecuadamente en los medios de comunicación y la carencia de una elemental organización que recoja, con visión nacional, candidaturas para someterlas a debate, se ha debido actuar algo restrictivamente, pero, no obstante, existen galardonados.

El jurado popular, ya en las deliberaciones previas, valora en los nominados su paupérrimo sentido del equilibrio medioambiental, de la urbanidad, de los significados inherentes a la ciudad y de las referencias sociales y culturales que conforman la vida urbana en nuestro país. Aprecia en todos ellos una ostensible carencia de sensibilidad, una absurda exhibición de brutalidad, su manifiesta ignorancia cultural, una preocupante pérdida de autoestima, un desprecio social inaceptable, enorme prepotencia personal, atributos recurrentes y reincidentes que suelen estar acompañados, muy especialmente, del entusiasmo desmedido por agitar el dinero. Asimismo, considera la actitud déspota de nula transparencia administrativa, consenso social y participación, ciudadana en la toma de decisiones y, como consecuencia de todo ello, la barbarie cometida. Ahora, por tanto, la sociedad, desbordada ante tanta perversidad, ineficacia, perjuicio e infelicidad colectiva, no puede por menos que expresar su hastío con estos premios acusatorios.

Los galardonados son. El premio Atila al arrasamiento de la tierra, la destrucción del territorio, en este caso incluso del País, ha sido concedido por aclamación del Jurado a la desdichada consejera de Trasportes Y Obras Públicas del Gobierno Vasco (de Evzkadi), Sra. Nuria Lopez de Gereñu (PNV) por su agresivo despropósito de imponer un irracional proyecto de trazado ferroviario que supone la mayor barbaridad cometida en la naturaleza a lo largo de la historia de nuestro viejo y bello país.

El Nerón a la demolición de los valores referenciales de la ciudad, atendiendo exclusivamente a los méritos acumulados en este año, se reparte entre el concejal del Ayuntamiento de Bilbao José Luis Sabas (PNV) por, su reiterado instinto básico destructor al pretender absurdamente derribar el magnífico Mercado de la Ribera (1929), y el Sr. Odón Elorza, alcalde de Donostia, por ignorar la calidad y coherencia formal y espacial de la villa de Ondarreta de 1971 en Satrustegi Etorbidea, incomprensiblemente desaparecida.

El trofeo Herodes distingue a aquellas personas que suprimen los sentimientos de la infancia expresados en creencias e ilusiones. En este caso se reparte entre la fascista alcaldesa de Iruñea, Sra. Yolanda Barcina, por su reiterado odio a toda expresión cultural vasca, en esta ocasión su represión a Olentzero, apoyada en su impresentable y brutal centurión, el jefe de la Policía Municipal Simón Santamaría. Comparte el trofeo con el alcalde de Bilbo, Sr. Iñaki Azkuna (PNV), que en su afán por españolizar la villa deforma el sentido de la tradición modificando festividades que tienen un arraigado sentido popular, Santo Tomas y Olentzero, descontextualizándolas formalmente para favorecer a determinados clanes comerciales afines.

El premio Judas a la hipocresía y la falsedad ha sido dedicado a la Sra. Izaskun Bilbao (PNV), presidenta del Parlamento vascongado, por su gesto de altísima traición de imponer la bandera española, que al parecer le entusiasma, contaminado su sede oficial en contra de todos los parlamentarios vascos. Actitud en realidad poco extraña sabiendo que fue impuesta en este cargo por su antecesor y conocido represor Juan Maria Atutxa, probablemente uno de los personajes más odiados en nuestra tierra.

El premio Job a la paciencia, a todos los que soportan la cadena pública vasca EiTB, por la cantidad de basura que emiten. Programas como «Pásalo» son el exponente de, como dice la docta consejera de Cultura, «revolver la mierda», y censurar es su guión en un entorno de suma cutrez. Y, de modo genérico, la absoluta carencia de rigor, estilo, calidad, identidad y especialmente este año el desprecio a la figura de Jorge Oteiza en el centenario de su nacimiento. Prefieren dedicarse hasta el delirio a la Lotería nacional española.

Para este año confiamos en una organización y propagación mucho más extensa, así como una ampliación del repertorio de premios a otras consideraciones dañinas para Euskal Herria.