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Masacre israelí en Gaza

Israel ataca escuelas de la ONU mientras ésta mira a otro lado

No contento con la sangrante incapacidad de la ONU para forzar el fin de la masacre genocida en Gaza, Israel bombardeó ayer varias de sus escuelas en Gaza, convertidas en improvisados refugios para cientos de palestinos que huyen de la carnicería. Medio centenar de ellos murieron bajo sus escombros. El todopoderoso Ejército israelí muestra con sus bombardeos indiscriminados su temor atávico al cuerpo a cuerpo contra unos «simples terroristas».

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GARA | GAZA

Los palestinos no encuentran ya refugio de la despiadada ira israelí ni bajo la bandera de la ONU. Sangrienta paradoja del drama que asola al pueblo palestino, Israel bombardeó ayer varias escuelas de la agencia de la ONU para los refugiados (UNRWA) matando a medio centenar de palestinos que se habían refugiado en sus instalaciones huyendo de las bombas.

40 refugiados murieron en el ataque aéreo contra la escuela de la ONU al-Fajura, en Yabaliya. Al-Aqsa TV difundió imágenes escalofriantes de las consecuencias del ataque.

Horas antes, otros cinco palestinos, tres de ellos primos que habían huido de los bombardeos en el norte, morían en sendos ataques contra escuelas de la ONU en la ciudad de Gaza y en Jan Junes. «Mientras los judíos sigan aquí, la muerte nos perseguirá allá donde estemos», se resignaba Bahjat Sultan, familiar de algunas víctimas. «¿Donde están los árabes y sus misiles? ¿Por qué no bombardean Tel Aviv?», se preguntaba.

«Es una tragedia horrible que empeora a cada instante. La gente afluye constantemente llena de heridas. Es increíble», alertó John Ging, responsable de la UNRWA en Gaza. «No hay lugares seguros para refugiarse. Todo el mundo está aterrorizado porque no hay sitio al que huir de la violencia», añadió.

La UNRWA protestó enérgicamente por estos ataques a instalaciones claramente identificadas como sedes de la ONU y exigió una investigación «inmediata e imparcial». El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, los tildó de «totalmente inaceptables».

Israel justificó los bombardeos como respuesta a ataques de morteros. EEUU llamó a no sacar «conclusiones precipitadas».

Los servicios de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja calificaron la situación de crisis humanitaria total, con heridos que mueren en las ambulancias, bloqueadas por los ataques. Unicef exigió a Israel la apertura de todos los accesos a Gaza. La ONU hizo extensiva la petición a Egipto para que abra el paso de Rafah. El Cairo, que esperaba ayer a una delegación de Hamas, respondía con el silencio a la petición. La ONG Oxfam alertó del colapso de los hospitales con civiles heridos.

Los servicios de urgencia palestinos cifraron ayer en 635 los palestinos muertos y en 2.900 los heridos desde el inicio de la ofensiva el 27 de diciembre.

La cifra de civiles muertos no para de crecer. En un barrio de Gaza, los cadáveres de al menos doce miembros de una misma familia -siete de ellos de entre uno y 12 años de edad- fueron hallados entre los escombros de una vivienda bombardeada. Israel aseguró que el objetivo era un comandante de Hamas que, aseguró, habría logrado huir.

Lo mismo ocurrió en Zeitun, donde ocho miembros de una familia, cuatro de ellos menores, murieron en otro ataque. Otros dos palestinos fallecieron en un ataque en el barrio gazatí de Cheikh Radwan mientras un niño de cinco años murió abatido en Jan Junes.

Al menos siete miembros del personal médico palestino han perdido la vida bajo las balas y las bombas israelíes.

Bajas israelíes

El Ejército israelí reconoció cinco bajas mortales entre sus soldados. Afirmó que cuatro de ellos, incluido un oficial, habrían muerto a última hora del lunes «por fuego amigo».

Por contra, Hamas reivindicó haber dado muerte a decenas de soldados desde el inicio de la incursión terrestre el pasado sábado y anunció que cientos de sus combatientes estarían preparados para inmolarse en ataques contra el Ejército israelí.

Al menos uno de ellos habría logrado su objetivo, según la agencia palestina Maan. El primer ataque kamikaze consignado hasta la fecha habría tenido lugar en Beit Lahia, en el norte de la Franja, y tuvo como objetivo un tanque israelí. El Ejército sionista confirmó el ataque aunque se limitó a reconocer un herido leve entre sus soldados.

Por contra, Tel Aviv insiste en que el Tsahal ha matado a 130 combatientes de Hamas desde el inicio de la ofensiva terrestre.

Una ofensiva que no ha logrado su objetivo formal de poner fin al lanzamiento de cohetes artesanales por la resistencia palestina. Fuentes israelíes informaron de 35 impactos sólo ayer. Uno de ellos habría penetrado por primera vez 45 kilómetros en suelo del Estado de Israel, impactando en la localidad de Gedera. Un informe militar israelí ha advertido que la resistencia palestina está en condiciones de seguir lanzando cohetes durante semanas.

En el plano diplomático, mucho ruido pero poca, o nula, determinación frente a Israel. La nota la volvió a dar el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien no condenó los ataques israelíes a escuelas de la ONU y cargó las tintas sobre Siria para que fuerce a Hamas a claudicar.

HABLA BLAIR

Mudo hasta ahora, el enviado del Cuarteto para Oriente Medio, Tony Blair, señaló que un alto el fuego sólo sería posible «poniendo fin al contrabando de armas y dinero que llegan a Gaza desde Egipto». Todo un mediador de parte.

plan de MUBARAK

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, invitó a «israelíes y palestinos a una reunión urgente para establecer acuerdos y garantías, que incluirían la protección de la frontera, la reapertura de los pasos fronterizos y el levantamiento del bloqueo».

El Ejército israelí teme caer en la trampa de una guerra urbana en la sitiada Gaza

Los tanques llevan tres días apostados alrededor de los campos de refugiados. Los convoyes siguen horadando los contornos de Gaza capital antes de penetrar.

Los primeros combates entre el Ejército israelí y combatientes de Hamas estallaron a última hora del lunes en los alrededores de Gaza, en zonas de altísima densidad de población donde la resistencia se difumina.

«Es la etapa más difícil y peligrosa de la ofensiva», escribe Alex Fishman, corresponsal militar del diario «Yediot Aharonot». «Lo que nos espera más allá son edificios-trampa, bombas humanas emboscadas, cohetes anticarro y francotiradores. Lo más duro de los combates está por llegar», advierte.

Lo peor para Israel, siempre según este experto, sería la captura por parte de la resistencia de algún soldado israelí al que esperaría el mismo destino de Gilad Shalit, tanquista capturado el 25 de julio de 2006 en el borde fronterizo del territorio de Gaza.

Hamas no oculta que se trata de uno de sus principales objetivos y llegó a asegurar el pasado domingo que lo había logrado, extremo desmentido por Israel.

No estuvo lejos, según reconoce el diario «Haaretz», que informó ayer de un intento frustrado el mismo domingo cerca de la capital gazatí donde operaba una unidad militar que habría descubierto un túnel utilizado por milicianos.

«Volver a entrar en zonas urbanas debe ser el último recurso y con la idea de no permanecer mucho tiempo», explica el general en la reserva Uzi Dayan, antiguo jefe del Estado Mayor adjunto.

Mark Heller, especialista en cuestiones militares de la Universidad de Tel Aviv, coincide en que penetrar en una localidad o en un campo de refugiados «no es una decisión que se pueda tomar a la ligera». El Ejército israelí «tiene todavía en la cabeza los combates en las localidades libanesas» en el verano de 2006.

Pero, recuerda, «para capturar a los jefes militares de Hamas no hay otra opción que entrar (...) En las estrechas calles, en los sótanos de las casas, Hamas tiene sus arsenales de armas y de cohetes. El Ejército tiene que entrar hasta allí si quiere realmente dar un golpe a la capacidad militar de Hamas», insiste.

Optimista, Heller recuerda que el Ejército israelí penetró en 2002 en los campos de Jenin y Naplusa, en Cisjordania, «sin demasiadas pérdidas y con eficacia. No hay razón para no esperar un buen resultado en Gaza».

La prensa israelí asegura que el Ejército se habría entrenado con una maqueta de partes de la ciudad de Gaza erigida a escala en el desierto del Neguev desde hace meses.

Nahum Barnea, periodista estrella de «Yediot», advierte contra «la euforia de los últimos días en Israel. Sería sabio no afrontar el riesgo y empantanarse en Gaza». GARA

clínicas móviles

Tres clínicas móviles de la ONG danesa Folkekirkens Noedhjaelp han sido destruidas por Israel en los últimos días, en abierta violación de la Convención de Ginebra. El Gobierno danés pedirá explicaciones al embajador israelí.

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