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Crónica | Día de San Sebastián

Niños y mayores desafiaron al mal tiempo a golpe de tambor y barril

El temporal se apiadó de los tamborreros, especialmente de los más pequeños, que se adueñaron de la ciudad haciéndola vibrar, mientras los mayores disfrutaron como críos en más de un centenar de tamborradas. A medianoche, con la Real como protagonista, la bandera dejó de ondear en el mástil y el silencio se apoderó de Donostia.

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Oihana LLORENTE

Pese a que toda la ciudad amanecía mirando al cielo, las poco halagüeñas predicciones meteorológicas dieron tregua al arranque del día. Las doce campanadas del mediodía llegaron bajo un cielo azul y los niños y las niñas tomaron al abordaje la ciudad; sin embargo, los pequeños soldados debieron hacer frente a la lluvia y al viento que finalmente hizo su aparición desluciendo y precipitando el final de la tamborrada infantil.

Casi 5.000 jóvenes tamborreros, cantineras, abanderados, gastadores y barrileros hicieron redoblar sus tambores y barriles por las céntricas calles de Donostia, mientras que las cantineras saludaban atentamente a todos los espectadores que abarrotaban la ciudad.

Los nervios y la emoción eran palpables en las filas de las 52 compañías que componen la tamborrada infantil, y no era para menos. Las largas horas de ensayo y la espera se vieron recompensadas al convertirse durante unas horas en los grandes protagonistas de la fiesta.

A partir de las once de la mañana, los jardines de Alderdi Eder fueron invadidos por pequeños soldados, ofreciendo una estampa llena de color. Los txikis, que desfilaban en dirección a Alderdi Eder para tomar posición, tuvieron que hacerse hueco entre la multitud de donostiarras que se agolpaban en la acera para ver a sus pequeños familiares, orgullosos de su compañía y gritando a todo pulmón el nombre de su ikastola al son del tambor.

La mayoría no había podido conciliar el sueño en la noche anterior al estreno, pero ayer no había lugar para bostezos. Los más vanidosos escondían sus nervios asegurando que la razón por la que no habían dormido era el resonar de los tambores bajo su ventana. Los padres y madres, sin embargo, sí que mostraban síntomas de agotamiento, ya que muchos de ellos tuvieron que incorporarse antes de que aparecieran los primeros rayos de sol. Los pequeños no podían esperar para ponerse el uniforme.

Tras horas y horas de ensayos, tanto en la ikastola como en casa, la suerte estaba echada ya. Los vecinos de los pequeños tamborreros podrán dormir tranquilos a partir de hoy, ya que algún abanderado confesó incluso que ha desfilado por el pasillo de su casa con la marcha de Sarriegi a todo volumen y con un escoba como bandera.

Los niños del colegio Erain-Eskibel y The English School han sido los afortunados de este año al ocupar cargos de honor de la tamborrada, y además con trajes de estreno.

El General y su ayudante tuvieron el honor de pasar revista a sus filas y poner orden en la fiesta, mientras que el Tambor Mayor fue quien dirigió las marchas de Sarriegi.

La Bella Easo, acompañada de las damas de honor, se encargó de alentar a las tropas a disfrutar de la fiesta y saludó con simpatía desde la carroza. Tras ella partieron al son del tambor los 4.725 niños y niñas que componen el desfile infantil.

Los nervios presentes

Aunque para muchos la de ayer fue su primera vez, los galones que portaban algunos en sus uniformes revelaban que eran experimentados soldados. Ese era el caso de Aitor; con doce años de edad, la de ayer era su sexta y última edición. Por su altura lo colocaron en la última fila de su compañía, pero aprovechó toda ocasión para quejarse de ello y exigir un sitio en la primera, que «es de donde mejor se ve todo».

Los nervios no eran visibles sólo en las filas de las compa- ñías, sino también en las aceras repletas de padres y madres, abuelos, abuelas y demás familia. Las cámaras de video y los flashes competían para captar la sonrisa o el saludo de las cantineras o las tamborreros.

Los que todavía no tienen opción para desfilar tampoco quisieron perderse esta gran cita, y junto a sus aitas y amas esperaban ansiosos el paso de la tamborrada para ver a sus compañeros de ikastola con la ilusión de que algún día llegará su oportunidad. Ese fue el caso de Alain, que con un gorro de cocinero y un tambor de juguete esperaba con impaciencia que llegara Nerea, su hermana mayor que sí tenía la suerte de desfilar.

Según fueron pasando los minutos, los jardines de Alderdi Eder se iban vaciando poco a poco, perdiendo el colorido de las tropas. Las compañías infantiles iniciaban su desfile ascendiendo por la calle Hernani y nada menos que noventa altavoces situados en las diferentes calles del recorrido difundían la música de Sarriegi para que los más txikis hicieran resonar a sus barriles y tambores. No fueron pocos los palillos que rompieron.

Los que tuvieron una ardua labor fueron los acompañantes de cada tamborrada, más de 300 en total. Además de sustituir cada uno de los palillos que rompían o se extraviaban, estos voluntarios debían mantener las filas rectas, lo que se convertía en una misión imposible cada vez que algún niño veía a un familiar o se encontraba con una cámara de televisión.

Los animales también tuvieron un protagonismo especial en este desfile infantil, ya que bueyes, burritos y caballos participaron tanto al inicio como al final de la tamborrada para la alegría de los espectadores más jóvenes.

Una de las novedades del desfile vino de la mano de la ikastola Zurriola, que además este año cumple 25 años. Para celebrarlo esta ikastola de Gros incorporó en su tamborrada un grupo de aguadoras, que lucieron un precioso traje inspirado en la ropa de labor de las mujeres donostiarras de finales del siglo XIX y principios del XX.

Mikel Laboa y la Real

Pero los sones de Sarriegi no faltaron en ningún recodo de la ciudad y es que los niños no fueron los únicos que salieron a la calle tambor en mano. Desde las 23.25 de anteayer y hasta la medianoche de ayer un total de 105 tamborradas desfilaron de lado a lado de la ciudad. El centro, con 21 tamborradas, fue la zona más concurrida, mientras que la los barrios de Loiola-Egia- Martutene (siete) se convirtió en la zona más tranquila, pero no por ello menos divertida.

Cinco de este centenar de tamborradas se estrenaron en la edición de ayer en esta gran fiesta. Concretamente fueron los componentes de Berio, los de Mundaiz, los padres y madres de Jakintza ikastola, Goazen Erreala y los deportistas del Bera Bera los que estrenaron sus trajes y dieron sus primeros pasos, pero seguro que no serán los últimos.

Los aguaceros sólo supusieron un problema en algún momento puntual, como el que cayó con fuerza en torno a las 16.30. La jornada de fiesta siguió luego y llegó a su colofón en la arriada, de la mano de la Unión Artesana y de la Real Sociedad, a quien se homenajeó con motivo de su centenario. Dos de sus futbolistas, Iñigo Díaz de Zerio y Xabi Prieto, participaron además en la entrega del Tambor de Oro al organizador de la Donostia Cup. Díaz de Zerio arrancó muchas sonrisas al recordar lo bien que lo pasaron cuando participaron en el torneo, y lo mucho que aprendieron «de los andaluces y los canarios, que nos levantaban todas las chicas».

Pero si alguien hay querido en Donostia es Mikel Laboa. Apenas mes y medio después de su fallecimiento, la Unión Artesana le dedicó la Marcha de San Sebastián haciendo un alto ante la vivienda de la calle San Juan en la que residió muchos años.

 

20.000

son los tamborreros, barriles, aguadoras, gastadores y músicos que protagonizaron el día grande de la capital guipuzcoana. Y 105 tamborradas de adultos desfilaron por las calles, cuatro más que el año pasado.

100

son los años que cumple la Real Sociedad. Por ese motivo, el club protagonizó la arriada, junto a la Unión Artesana. Los jugadores Díaz de Zerio y Xabi Prieto, y el ex Xabi Alonso, lo fueron también en la entrega del Tambor de Oro.

4.725

niños y niñas participan en la tamborrada infantil. Sólo veinte de ellos pueden ocupar los cargos de honor. Además hay que sumar otros 2.295 txikis más que desfilan en el resto de tamborradas de toda la ciudad.

25

años qcumple la tamborrada infantil de Zurriola Ikastola, que además este año está de doble celebración al ser la encargada del Kilometroak'09. Ayer festejaron ambas cosas tanto en el desfile infantil como en Gros.

Kilometroak al son del tambor

La ikastola Zurriola, del barrio donostiarra de Gros y que es la encargada la edición del Kilometroak que se celebrará el próximo octubre, organizó un final de fiesta especial en favor del euskara y de las ikastolas. Para ello, este centro invitó a todas las tamborradas del barrio de Gros, además de a los padres, madres, alumnos y antiguos alumnos a participar en el acto y tocar todos al unísono las marchas de Sarriegi, en la plaza del Txofre. GARA

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