CRíTICA cine
«La clase»
Mikel INSAUSTI
La clase» es la película que mejor define el concepto de película-debate de cuantas se han realizado acerca de la enseñanza por lo que, la sensación que se siente al salir de una sesión comercial, es extraña al no poder discutir con el resto de espectadores lo visto en una proyección que invita al intercambio de los distintos pareceres. Estoy esperando a encontrarme con algún conocido al que también le pase lo mismo, mejor si es profesor, para discutir a gusto sobre la actual situación del sistema educativo. No me interesa tanto el aspecto puramente cinematográfico, sobre el que poco o nada se puede decir, ya que Laurent Cantet ha hecho una realización del todo neutra, con la imagen digital como soporte sensible a una realidad reproducida a modo de apuntes del natural. No se puede ser más objetivo a la hora de mostrar el día a día de un aula cualquiera en la que conviven alumnos y profesores, sin que la fragmentación de lo grabado durante meses suponga ningún acotamiento del tipo de experiencias que se dan a lo largo de un curso, pues de haber dedicado las dos horas de montaje al seguimiento de un par de clases en tiempo real el resultado vendría a ser muy parecido. Cada espectador opta a ver una película distinta de acuerdo con sus ideas, ya que el material de base para opinar es tan abierto que se presta a los análisis más encontrados.
Por una vez me sabe mal tener que decir lo que pienso sobre una película sin tener a alguien enfrente para rebatirlo, dada la necesidad de un posterior coloquio que plantea «La clase», así que mis impresiones corren el riesgo de quedarse algo huérfanas. En la época en que yo estudiaba en castellano todavía se daba griego y latín, lenguas clásicas que se alternaban con el francés, a falta de la normalización del euskara en la enseñanza pública. El idioma sigue siendo, a pesar de los años transcurridos, la principal fuente de conflicto para la integración escolar. Laurent Cantet lleva al profesor François Bégaudeau a un instituto multicultural del extrarradio parisino, en el que la mayoría del alumnado no se siente francés, aunque esa es la lengua oficial en la que todos ellos han de estudiar a la fuerza. Los africanos, los magrebíes, los orientales, los antillanos y los pocos «gabachitos» matriculados no se entienden entre sí. No es normal que una clase de 25 alumnos se convierta en una torre de babel donde reina la más absoluta confusión. Para colmo de males, la asignatura que imparte Bégaudeau es la de Lengua, en una especie de misión imposible consistente en hacer que esos chicos y chicas de diferentes etnias aprendan a leer y escribir textos de Voltaire. Bégaudeau llega a responder a otro colega con evasivas cuando le anima a que escoja «Cándido» como lectura obligatoria del curso, sabedor de lo que ya les cuesta llevar al papel en correcto francés cualquier mínimo pensamiento. Al ver una frase construida con su verbo, sujeto y predicado, un estudiante protesta asegurando que esa forma de expresión corresponde a la Edad Media. Frente a la mala asimilación que de la multiculturalidad hacen las administraciones estatales el docente queda vendido y se aferra a su vocación profesional, como el sacerdote que no está de acuerdo con los mandatos de la jerarquía eclesiástica. Bégaudeau defiende los métodos dialogantes y la democratización de la relación entre el alumnado y el profesorado, pero no puede evitar el principio de autoridad con sus consejos disciplinarios y expulsiones.
Título original: `Entre les murs'.
Dirección: Laurent Cantet.
Fotografía: Pierre Milon.
Intérpretes: François Bégaudeau, Esméralda Ouertani, Franck Keïta.
País: Estado francés, 2008.
Duración: 120 m.