«El régimen surgido a partir del Amejoramiento hunde sus raíces en el franquismo y su objetivo es el enriquecimiento creciente de la élite económica. Para eso necesitan mantenerse en el poder y negar a la ciudadanía el derecho a decidir. No pueden permitir nada que pueda poner en peligro su status, y para ello tienen una necesidad imperiosa de blindar el marco jurídico actual, tal y como afirmó Miguel Sanz recientemente». Así lo indicaron ayer en rueda de prensa Xanti Kiroga y Mariné Pueyo, quienes remarcaron la necesidad de un «cambio real» para hacer frente al «búnker formado por UPN y PSN».

Según explicaron, el marco que Sanz pretende blindar tiene varios pilares. El primero es el «monopolio del poder político-legislativo entre UPN y PSN, quienes al considerar a Nafarroa como cuestión de Estado, arrinconan la supuesta oposición entre ambos partidos para garantizar que el futuro de Nafarroa se siga decidiendo en Madrid». Como ejemplos, apuntaron la renovación del contrato del polígono de tiro de las Bardenas, las decisiones en torno al TAV, la formación del Gobierno navarro en 2007 o el caso de corrupción en Cintruénigo.

«Para la élite social»

Como segundo pilar de esta situación, señalaron el «reparto del poder socioeconómico». A este respecto, constataron que «el bloque UPN-PSN legisla a su antojo desde las instituciones y maneja los dineros públicos en beneficio de la élite social frente a los intereses de la mayoría». Como ejemplos, apuntaron el «favoritismo» del Gobierno de Sanz a los empresarios mediante la «entrega de dinero público», o la «constante aceptación de EREs, que afectan ya a más de 6.000 trabajadores».

Como tercer pilar del «blindaje buscado por Sanz para el Amejoramiento», señalaron la necesidad de darle una «justificación ideológica e histórica». Aquí enmarcaron la conmemoración del quinto centenario de la conquista de Nafarroa y el acuerdo entre el Gobierno de Sanz y el Ministerio español de Cultura para «disfrazar dicha conquista con el ropaje de lo que denominan incorporación».

Frente a todo ello, abogaron por un «cambio real» donde «todos los proyectos sean alcanzables», que a su juicio vendrá del «trabajo en común de las gentes abertzales, de izquierdas y progresistas».