GARA > Idatzia > > Mundua

Análisis | Aniversario del primer Dáil

Enseñanzas de la historia y apuestas del presente

El modelo seguido para poner en marcha el proceso de paz y su materialización con el Acuerdo de Viernes Santo, y la posterior ingeniería negociadora ha resultado clave a la hora de abordar otros conflictos en el mundo

p025_f01148x100.jpg

Txente REKONDO Gabinete vasco de Análisis Internacional (GAIN)

La constitución hace noventa años del primer Parlamento irlandés, que desafiando las amenazas de Londres y yendo más allá del ordenamiento jurídico vigente declaró la independencia del dominio colonial británico, tiene todavía sus consecuencias en la división de la isla. Los acontecimientos irlandeses siempre han tenido un importante eco más allá de la propia isla.

Si bien es cierto que todas las realidades son diferentes, también se puede afirmar que de todas las experiencias se puede aprender. En ocasiones, para adaptar modelos que han funcionado y en otras, para evitar repetir errores. Ya en su día, desde Euskal Herria, diferentes líderes dirigieron su mirada hacia los acuerdos irlandeses y en la actualidad destaca- dos protagonistas de las negociaciones en Irlanda han estado viajando a Sri Lanka y Filipinas para explicar su experiencia e intentar hacer aportaciones ante diferentes conflictos.

Estos acontecimientos, relativamente recientes en el tiempo (el pasado año se cumplió el décimo aniversario del Acuerdo de Viernes Santo), no son los únicos que requieren un exhaustivo análisis.

Hace noventa años que se constituyó el primer Parlamento irlandés (Dáil). Aquel 21 de enero de 1919, los diputados elegidos por el pueblo irlandés en las elecciones del año anterior, constituyeron el que sería el primer parlamento irlandés elegido democráticamente y el encargado de declarar la independencia irlandesa del dominio colonial británico.

En aquel contexto, comienzos del siglo XX, los representantes de la voluntad de la población irlandesa, fueron capaces de redactar varios documentos de claro contenido progresista, más si tenemos en cuenta la época en que vieron la luz, al tiempo que declararon, de forma unilateral, la independencia (parecido a lo que algunos han descubierto en torno a Kosovo), primando así el compromiso con sus votantes y anteponiéndolo a la legalidad colonial vigente en aquellos momentos.

Los parlamentarios republicanos fueron capaces de ir más allá del «ordenamiento jurídico vigente», desafiando las amenazas británicas y constituyéndose como el primer parlamento irlandés surgido de la legalidad y de la autoridad que le confiere el voto popular de la mayoría del pueblo irlandés. Si los electos republicanos hubieran optado por acatar y someterse al mandato legal británico (que justificaba la ocupación de Irlanda) la independencia hubiera sido impensable.

Aquellos documentos históricos fueron la Declaración de Independencia, el Mensaje a las Naciones Libres del Mundo y el Programa Democrático.

La Declaración de Independencia supuso un paso más hacia la soberanía de la isla, y ratificaba los objetivos que ya en 1916 reflejaron los patriotas irlandeses en la Proclamación de Pascua. Tras denunciar la ocupación inglesa, subrayaba la libre determinación del pueblo irlandés para mantener y completar su independencia. Para, de esa forma, «promover el bien común, restablecer la justicia, asegurar la paz y las buenas relaciones con todas las demás naciones, y constituir una política nacional basada en la igualdad de derechos y oportunidades para toda la ciudadanía».

Al mismo tiempo, declaraba «la presencia de cualquier gobierno extranjero en Irlanda como una invasión de los derechos nacionales» y algo que «nunca se puede tolerar».

En el Mensaje a las Naciones Libres del Mundo, se señalaba la decisión de ejercitar el derecho de autodeterminación y mantener la libertad como nación libre, por lo que «no aceptarán ninguna dominación extranjera». Hacía también un llamamiento para que el resto de naciones reconociesen el estatus nacional de Irlanda y su derecho a participar como tal en los foros internacionales.

El llamado Programa Democrático es otro de los pilares de la independencia irlandesa. El programa económico, social y democrático de este primer Dáil irlandés tuvo una visión progresista y radical, y, entre otras cosas, apuntaba que la sociedad irlandesa debería estar gobernada «de acuerdo a los principios de libertad, igualdad y justicia».

La respuesta británica no se hizo esperar y puso en marcha toda la maquinaria política y militar para que los esfuerzos independentistas irlandeses no tuvieran éxito. Una de sus medidas fue prohibir y suspender el Dáil, ignorando el mandato que los irlandeses habían conferido a sus legítimos representantes, elegidos democráticamente. A la comunidad unionista le aseguró que la partición de la isla se llevaría a cabo y Londres no dudó en crear esa «entidad política» conocida como «Irlanda del norte», lo que generó las condiciones para que se diera una situación de apartheid contra un importante sector de la población de esos seis condados. Además, la política colonial británica, el famoso «divide y gobierna», trajo funestas consecuencias y un largo conflicto que ha marcado el siglo XX en Irlanda.

Pese a todos los intentos británicos, y de sus aliados locales, 90 años más tarde, los representantes republicanos siguen manteniendo claro el objetivo de su lucha, la independencia de Irlanda, que hoy pasa por la unificación de los 32 condados. Tras el Acuerdo de Viernes Santo, el proceso de paz logró abrir el camino a la normalización de la vida política en los seis condados del norte de Irlanda. Lo que para muchos es un punto final, para el movimiento republicano, con el Sinn Féin al frente, es un paso más hacia la reunificación definitiva de la isla.

El movimiento republicano está apostando por una clara estrategia de futuro y se muestra dispuesto a plasmar las ideas y los objetivos de una democracia soberana, de una república irlandesa unida. El soberanismo es una pieza clave en esta nueva fase del proceso irlandés. Así lo han manifestado sus dirigentes cuando han afirmado la necesidad del conjunto del movimiento de centrar sus esfuerzos en el objetivo de la reunificación, así como continuar resaltando y defendiendo el Programa Democrático del primer Dáil, «sobre todo en una coyuntura económica donde los derechos y el nivel de vida están sufriendo restricciones».

Este año son varios los retos electorales que deberá afrontar el movimiento republicano. Las elecciones locales y europeas, y el probable referéndum sobre el Tratado de Lisboa serán la prueba para sopesar el avance de las demandas republicanas. Para ello ha apostado por una importante coordinación y el impulso de un consenso que «aumente la unidad política entre republicanos, nacionalistas, demócratas y progresistas a lo largo y ancho de Irlanda».

La conjunción del trabajo institucional con la movilización a pie de calle es el eje central para afrontar esos nuevos retos, «popularizando y socializando la necesidad de una Irlanda independiente y unida».

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo