Los habitantes de Lampedusa fueron ayer a la huelga y se manifestaron de nuevo por las calles de la pequeña isla italiana para protestar contra la construcción de un centro de identificación y expulsión de inmigrantes. El paro de doce horas fue convocado por el Ayuntamiento de Lampedusa, que no está de acuerdo con las intenciones del ministro de Interior, Roberto Maroni, quien pretende dejar en la isla mediterránea a los inmigrantes en situación irregular que lleguen a ella hasta que puedan ser repatriados.

Para ello, Maroni ha ordenado la construcción de este nuevo centro en la antigua base naval de Loran, a la que ayer, según los medios de comunicación locales, fueron trasladados 130 subsaharianos del refugio de primera acogida, desbordado desde las pasadas Navidades.

Ayer más de 1.500 personas partieron de la plaza principal de Lampedusa para protestar en las calles por la situación que vive la isla, en la que el sábado un millar de inmigrantes «sin papeles» escaparon del centro de primera acogida para manifestarse.

Al frente de la movilización de ayer, el alcalde de Lampedusa, Bernardino de Rubeis, quien se ha convertido estos días en el verdadero valedor de los intereses de los inmigrantes, quienes exigen ser trasladados a centros de la península itálica.

«El ministro Maroni ha dado muchos paseos por el extranjero. Pero, por ahora, los resultados han sido escasos. Que deje las proclamas para cuando esté en situación de traer resultados concretos», señaló De Rubeis.

Precisamente, el titular de Interior tenía previsto reunirse ayer con el presidente tunecino, Zine al-Abidin Ben Ali, para llegar a un acuerdo en materia de repatriación de inmigrantes, toda vez que los «sin papeles» que llegan a la isla proceden del norte de África.

Este acuerdo con Túnez reforzará los que Italia tiene ya firmados con Libia, desde donde procede el grueso de la inmigración en situación irregular que llega a Lampedusa y con cuyas fuerzas del orden se prevé hacer patrullas costeras conjuntas.

El líder libio, Muamar al-Gadafi, «ha sido recompensado con dinero de los italianos y ha servido de poco. En lugar de patrullas conjuntas entre Italia y Libia hemos conseguido que, desde agosto, hayan llegado a nuestras costas más de 33.000 inmigrantes», dijo De Rubeis.

El lunes, unos cincuenta inmigrantes bloquearon la carretera principal para solicitar a las autoridades que examinen su petición de permiso de residencia.