Las del titular son palabras de Juan Jos� Ibarretxe, formuladas ayer mismo en el acto de presentaci�n de las candidaturas del PNV en Araba. En principio, le�das fuera de contexto, no cabe m�s que suscribirlas, tanto hace ocho meses como hoy. Pero situadas en el contexto actual no es f�cil saber a qu� atenerse. Y es que, sorprendentemente, Ibarretxe parec�a no referirse a la entrevista en la que I�igo Urkullu lo vilipendiaba minando su credibilidad y la de su Gobierno. No se refer�a, por lo tanto, a quien lo ha desacreditado hasta puntos inaceptables no ya para alguien de su propio partido -de hecho, la persona con mayor responsabilidad dentro de �l-, sino incluso para algunos adversarios que en el mismo libro que recoge esa entrevista no llegan tan lejos. Se supone que el por cuarta vez candidato a lehendakari se refer�a a la periodista que realiz� la entrevista, Mar�a Antonia Iglesias, y a los medios de comunicaci�n que, como GARA, publicaron ayer algunos de los pasajes m�s escabrosos de esa entrevista. M�s sorprendente resulta esa postura a�n cuando Urkullu, presente ayer en el mismo acto, no pudo m�s que aceptar su error, esta vez con la boca peque�a, pero sin ni siquiera llegar a pedirle disculpas.

Si el PNV y sus l�deres han decidido que prefieren, por utilizar palabras de Urkullu, �parecer un pelele� antes que dar el verdadero debate ideol�gico pendiente, est�n en su derecho. Pero tras Lizarra-Garazi, tras las sucesivas �cuchilladas traperas� entre cargos del partido, despu�s de que la involuci�n jur�dica y pol�tica espa�ola afectara no s�lo a un importante sector de la sociedad vasca sino incluso salpicara a algunos de los jelkides m�s insignes, tras los sucesivos fracasos de los planes de Ibarretxe y el fiasco de Imaz, despu�s de su espantada en Loiola -que parec�a anteceder a un pacto auton�mico con el PSOE, pero que de momento se parece m�s al abrazo del oso, y tras las elecciones ver venir-... despu�s de todo eso y varias cosas m�s, el debate sigue pendiente y aparece peri�dicamente. Pueden intentar ocultarlo, pero que no piensen que toda la gente �se chupa el dedo�.