GARA > Idatzia > Kultura > Musika

La guitarra de Hendrix continúa ardiendo

Cuarenta años después de la salida de «Electric Ladyland», el disco más ambicioso y definitivo de Jimi Hendrix, se publica esta semana «At last the beginning... The making of Electric Ladyland», edición especial que añade al CD original un DVD con diferentes momentos no conocidos de la grabación y entrevistas con músicos de la época.

p054_f01_118x236.jpg

Pablo CABEZA | BILBO

La vida de Jimi Hendrix es la típica historia del fracaso, la voluntad, el triunfo y la muerte envuelta entre sábanas empañadas por los excesos, el inconformismo y el límite. Nació en Seattle, estado de Washington, en 1942 y falleció en 1970, como Janis Japlin y un año antes del fin de Jim Morrison. De la muerte se sabe que llegó, pero no exactamente cómo. La tesis oficial mantiene que falleció asfixiado por su propio vómito, provocado por la ingesta de pastillas para dormir y vino. La autopsia detectó Vesparax, Seconal y anfetaminas, además de alcohol. Su novia por aquellos días, Monika Danemann, ofreció toda una variedad de versiones sobre el asunto. En cualquier caso, todas convergentes en las pastillas y los demonios de las drogas, de las que ella también era parte activa. Para colmo, Eric Burdon (The Animals), el primero en personarse en el piso donde murió Hendrix tras la llamada de Monika, teorizó con la prensa advirtiendo que Hendrix se había suicidado. Después pediría disculpas al comprender que había mal interpretado una letra que Hendrix había escrito el día anterior, «The story of life».

Su padre, Al Hendrix, decidió que Jimi fuera enterrado en Seattle, pero Burdon y otros músicos británicos protestaron, pues Hendrix había comentado en alguna ocasión que, de morir, deseaba ser enterrado en Londres. Tampoco extraña, ya que fue Inglaterra quien le llevó a la cima y quien primero reconoció el soberbio talento del guitarrista.

La familia de Hendrix se trasladó a Seattle en 1900. El abuelo materno fue Preston Jeter, nacido en Richmond, Virginia, en 1875. La madre de Preston había sido esclava y Preston era el fruto de una relación entre su madre y el amo blanco de ésta. Con 25 años Preston tomó la decisión de abandonar el Sur tras presenciar un linchamiento de un negro. Se dirigió a Roslyn, un pueblo minero a un centenar de kilómetros de Seattle, pero en el Norte, aunque en menor medida, también sufrió la segregación racial.

La abuela materna de Hendrix, Clarice Lawson, nació en Little Rock, Arkansas, en 1894. Clarice fue violada con 20 años. Sus cuatro hermanas, tras conocer que había quedado embarazada, decidieron trasladarse a Seattle en busca de marido, ya que entendieron que los trabajadores del ferrocarril de la zona ofrecían una buena oportunidad. Llegadas a Seattle, una de las primeras cosas que hicieron fue poner un anuncio en busca de marido. Al reclamo respondió Preston Jeter, al que incluso ofrecieron dinero para que se casara. Tras dudas y recelos, en 1915 se casaron. Clarice llegaría a tener ocho hijos, varios murieron y otros dados en adopción. Lucille nació prematuramente, con siete meses, y siempre tuvo numerosos problemas de salud. Con 16 años, en una fiesta, conoció a Al Hendrix, con quien terminaría casándose tras un noviazgo repleto de contrariedades.

Esclavos y cherokees

El árbol genealógico de Al cuenta con numeroso puntos en común con el de Lucille. Hallamos esclavos, amos esclavistas y, singularidad, sangre de los cherokees. Una vida también compleja y repleta de necesidades. Las desgracias de una y otra familia y del matrimonio son propias de la serie «Raíces». De la relación, un 27 de noviembre de 1942 nacía Johnny Allen Hendrix, el primer nombre oficial de nuestro héroe, pues legalmente aún tendría dos más. Lucille contaba con 17 años.

La infancia de Hendrix fue dura, repleta de necesidades, atendido por familiares y vecinos ante las constantes riñas de sus padres, separaciones y borracheras. Tuvo dos hermanos y dos hermanas, que fueron dadas en adopción. Con doce años, Hendrix era cuidado, en parte, por la comunidad afroamericana del distrito central de Seattle ante la dejadez de sus padres. De hecho, Lucille ni siquiera vivía ya con Al, llegándose a casar, tras el divorcio, con un estibador treinta años mayor que ella. Con el hígado hecho polvo por la bebida, una hepatitis y el bazo perforado, en extrañas circunstancias nunca resueltas, en 1957, Lucille Jeter Hendrix fallecía. Mientras tanto, cabe imaginar la vida de Jimi Hendrix y la soledad de su alma.

Hendrix aprendió a tocar la guitarra de forma autodidacta. Memorizó los primeros acordes y trucos fijándose en humildes músicos del barrio. De tendencia solitaria, introvertido, aunque siempre dispuesto a extender una sonrisa, su existencia comenzó a cerrarse en torno a la propia vida de la guitarra. En la escuela las notas fueron de mal en peor. Su mala racha, que duraba lo mismo que su vida, le llevó a perder la guitarra en un momento decisivo, pues comenzaba a cobrar pequeñas cantidades por tocar. No obstante, los Rocking Kings, la formación donde tocaba, decidió ayudarle y entre todos le compraron un ampli y un nuevo instrumento, guitarra que debía guardar en casa de un amigo para que su padre no se la rompiera.

Con 18 años Hendrix aún no era capaz de ganarse la vida, dependía del sustento de Al. Su padre quería que trabajase con él en la jardinería; Jimi pasaba, por lo que los conflictos eran casi diarios. La miseria era tan evidente que muchas veces tenía que servirse de la amistad de un amigo para que le pasara las sobras de la hamburguesería donde trabajaba.

En mayo de 1961, Hendrix fue sentenciado a dos años de cárcel por el robo de un coche, con el agravante de que no era la primera vez. Se libraría de la sentencia si ingresaba en el Ejército, algo que ya sopesaba desde hacía un par de años. Le atraía la División Aerotransportada 101, donde, finalmente, terminaría. Pasó un tiempo orgulloso por su nuevo estatus, su elegante uniforme. En su barrio de Seattle le miraban de otra forma cuando regresaba de permiso. Su padre y su hermano Leon, gran apoyo durante toda su infancia, se sentían por primera vez orgullosos de él, pero Hendrix ya había montado en el ejército un grupo musical con Billy Cox, posteriormente un espléndido batería. La música caló definitivamente en su mente e hizo todo lo posible para que el Ejército le liberara del contrato, algo que consiguió declarándose homosexual, por lo que quedó libre, casi de inmediato, de sus obligaciones militares.

Licenciado, el mujeriego guitarrista (con diferentes novias en un mismo periodo de tiempo) comenzó realmente la vida musical que le llevaría a ser el mejor guitarra de la historia, el más innovador, peculiar... Aunque antes tendría que pasar por innumerables bandas de ritmo y blues como músico contratado.

Nueva York-Londres

A mediados de los sesenta Hendrix huyó de su pasado y de Seattle. Era consciente que ese espacio no le conducía al lugar que pretendía. Con cierto prestigio y un curriculum amplio, se plantó en la gran urbe. Allí tuvo la suerte de conocer a Linda Keith, una modelo muy guapa de 20 años, británica, inteligente, educada, con clase. No obstante, lo que más impresionó a Hendrix fue que su novio era el Rolling Stones Keith Richards. Linda se había adelantado a los Stones para estudiar el área de clubes. En el Cheetah descubrió a Hendrix tocando para Curtis Knight. Con Linda, además, se introdujo en el poder lisérgico y creativo del LSD. Linda consiguió que el mánager de los Stones, Andrew Loog Oldham, fuera a verle, pero Andrew no percibió nada especial; en realidad temía por el noviazgo entre Richards y Keith, y lo que supondría una ruptura para la estabilidad de los Stones, Además Linda le había regalado una guitarra a Hendrix propiedad de Richard y Andrew andaba mosca.

Linda continuó con su apuesta por Hendrix. Ahora le tocaba el turno de ojeador a Chas Chandler, bajista de The Animals y que quería ser mánager. Chas había escuchado una versión de «Hey Joe» realizada por Tim Hardin, y estaba convencido de que el tema sería un éxito en Inglaterra si encontrase a la persona adecuada. Casualmente esa noche Hendrix tocó «Hey Joe» (también vía Hardin) y Chandler casi se desmayó por la maravillosa versión. El 24 de setiembre de 1966 Jimi Hendrix aterrizó en el aeropuerto de Heatrow, Londres. Dejaba atrás un millar de sinsabores y tomaba un futuro que cambiaría radicalmente su suerte y su vida. Le esperaba la Jimi Hendrix Experience, con quienes grabaría tres álbumes novedosos, espectaculares y con un sonido desconocido hasta el momento. En poco tiempo conquistó Londres y el respeto de todos los grandes músicos de la isla.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo