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Iñaki Gil De San Vicente e Igor Urrutikoetxea (*) Participantes en el FSM de Belem (Brasil)

Belem 09, inicio de una nueva etapa para el Foro Social Mundial

La presencia de cinco jefes de estado acentúa la diferencia de opiniones que habita en este espacio

El Foro Social que estos días se celebra en Belem ofrece diferentes novedades. La primera a destacar es la inclusión del derecho de autodeterminación de los pueblos como eje temático del programa general. Es una novedad con un valor añadido en la medida que el espacio alter mundialista no ha sido precisamente en su historia especialmente sensible a las problemáticas de las naciones sin estado.

La segunda novedad esta relacionada con la temática central del Foro Social celebrado en la amazonia brasileña. La importante participación de pueblos indígenas de Abya-yala, siendo importante en lo cuantitativo, está marcando la diferencia en lo cualitativo.

Los movimientos indígenas representados han sabido interpretar el momento de crisis del proceso que representa el Foro. Y a la hora de formular propuestas concretas han acertado. Sin representar la sensibilidad de las organizaciones que crearon el espacio, están respondiendo a preguntas que el Foro Social Mundial cuesta de hacerse a sí mismo. Marcando, a través de una agenda con un tono llamativamente político, la superación de una perspectiva folclórica y vacía de su lucha.

Por ultimo, la presencia de cinco jefes de estado acentúa la diferencia de opiniones que habita en este espacio. Por un lado, entre ellos Emir Sader o el propio Candido Grzybowski, están aquellos que apuestan por la articulación del frente social del Foro junto con el frente político que representan los estados -liderados simbólicamente por Cuba-, pero que responden al ciclo abierto por Venezuela hace 10 años. En el otro lado, con Chico Whitaker a la cabeza, se encuentran aquellos que son celosos de los efectos que el cambio pudiera tener en el protagonismo logrado por los movimientos sociales en los últimos 8 años a través del Foro Social Mundial.

Lo que queda claro es que una importante sección del Foro Social apuesta por un cambio de rumbo. Mientras, algunos representantes del movimiento altermundializador no salen de su desconcierto; el derecho de autodeterminación es un eje temático, los indígenas reclaman una agenda política centrada en la lucha por la soberanía y el derecho a la resistencia, y las llamadas a la integración de partidos e incluso estados que representan referentes en la lucha contra el neoliberalismo a nivel mundial son realidades innegables.

De organizaciones, fundaciones y ONGs a movimientos reales, del encuentro intercultural a la definición de un esquema político de lucha... todas estas ideas conectan con aquello que desde la delegación vasca entendemos deberían representar los foros. Y responden a las necesidades reales de cientos de movimientos de todo el mundo. Movimientos que, más allá de proclamas pomposas, sufren día a día la cara más amarga de la opresión en su labor política. Y que día a día no piden sino que exigen un cambio.

Parece ser un paso en un largo camino. Pero Belem, en su medida, puede ser un buen momento para certificar ese cambio de rumbo. Desde Euskal Herria, el cambio abre la puerta a posibilidades que, por lo menos en este espacio, durante largo tiempo parecían cerradas. Y va en el buen camino para lo pueblos que, como Euskal Herria, necesitan de vías para reforzar su camino hacia la libertad y el socialismo.

(*) Además de Iñaki Gil De San Vicente e Igor Urrutikoetxea firman este artículo Walter Wendellin y Oier Imaz.

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