Uno ya no sabe cómo reaccionar ante algunas desafortunadas críticas que hacen entrever oscu- ros intereses en la refinería de Muskiz. Hace unos días atrás surgió la noticia a través de CCOO de Euskadi -a cada uno lo suyo-, de que la Seguridad Social reconoció un cáncer de paladar de un trabajador de la subcontrata Masa Norte, que trabaja para Petronor. En el informe técnico de Osalan, elaborado por especialistas de la Unidad de Salud Laboral, se reconoce sin ningún género de duda la enfermedad profesional y, a la vez, se advierte de que hay carencias en materia de prevención de riesgos entre los trabajadores subcontratados y el resto de la plantilla de Petronor. Osalan, entre otras muchas cuestiones, establece que se debe garantizar la vigilancia de la salud de todos los trabajadores, sean directos o subcontratados.

Ese déficit en materia preventiva en un trabajo de especial riesgo como es una refinería hizo temblar a los responsables de Petronor, con el ex consejero de Industria del Gobierno de Gasteiz, Josu Jon Imaz, a la cabeza. Entonces, se puso a mover el engranaje de la propaganda y el márketing y el comité de Petronor, salvo CCOO evidentemente, envió una nota informativa por medio de los cauces oficiales de la filial de Repsol YPF para negar lo innegable. Nos decían que no había discriminación.

No encuentro explicación a esa actitud. Quienes deben velar por la seguridad y la salud de los trabajadores, en vez de preocuparse por el déficit detectado por la Unidad de Salud Laboral de Osalan, se dedican a mandar un comunicado utilizando el conducto oficial de la empresa. Increíble. La verdad es que sólo encuentro una explicación: que la alta presión de los vapores de los derivados de crudo que procesa la refinería de Muskiz obnubilase las mentes de esos trabajadores, aunque sean miem- bros del comité. No creo que los comités de las subcontratas opinen de igual forma.

Cada vez se entiende mejor lo que está pasando en Muskiz con las presiones para obtener los certificados necesarios para implantar el proceso del coque y todo lo demás, pero creo que no hay que renunciar ni a la salud ni a un medio ambiente sano. ¡Nuestra vida está en juego!