Liga ACB Mickael anotó la canasta decisiva en el último segundo de la prórroga
Hasta que la suerte les separe
Baskonia y victoria son dos conceptos que llevan unidos quince partidos, pero cada jornada que pasa cuesta más vencer con holgura.
C.B GRANADA 86
TAU BASKONIA 87
Koldo AKORDARREMENTERIA | GASTEIZ
El Tau Cerámica está cogiéndole el gustillo a eso de vencer partidos con más apuros que en épocas pasadas. El último ejemplo se pudo ver ayer mismo, donde tras un pésimo encuentro, los de Dusko Ivanovic se llevaron su decimoquinta victoria consecutiva. Eso sí, en el último segundo de la prórroga, con una canasta delicatessen de la mano de Pete Mickael. Y es que, aunque de momento la suerte divina, la fe o las individualidades -como sucedió ayer- hayan traído en consecuencia un resultado positivo para los intereses gasteiztarras, no seré yo quien les descubra ese refrán de «el que juega con fuego, se quema».
La escuadra gasteiztarra salió cual oso después de tres meses hibernando; soso, lento y con la vista nublada. Enfrente se asentó un buen equipo, que cuenta entre sus filas con un tal Curtis Borchardt. Digo «un tal» porque en vista de las débiles defensas que los jugadores baskonistas ejercieron sobre el coleccionista de trofeos MVP, parecía que estuviéramos hablando de un jugador completamente desconocido.
En un abrir y cerrar de ojos, el Granada, basándose en el ostentoso y agresivo juego del mencionado Borchardt, llegó a tener una renta de 35-22. El Baskonia jugaba lento en las transiciones, perdía muchos rebotes defensivos y no era capaz de parar al «carnicero de Buffalo», quien ya para el descanso, y aprovechando fenomenalmente la baja de Tiago Splitter, llevaba 30 puntos de valoración. Los andaluces festejaban el homenaje que se estaba dando el jugador estadounidense al canto de «no pueden, no pueden».
Sin embargo tras el descanso el Baskonia, sin demasiados cimientos tácticos, pero con una leve mejoría en su acierto, se acercó en el marcador. Pete Mickael e Igor Rakocevic fueron los dos estandartes que mantuvieron al equipo vivo en el último cuarto. La aportación de Borchardt también pegó un considerable bajón, y aunque otros grandes jugadores como Gianella y Scepanovic aparecieran para empujar a su equipo, el Baskonia ya había hecho lo más difícil -que era cazarles- y no estaba dispuesto a regalar nada a nadie. El final del encuentro fue de infarto, y aunque Borchardt y Prigioni tuvieran en sus manos cerrar la victoria para su equipo, ninguno acertó, llegando al final del encuentro con un emocionante 73-73.
Taquicardias y un «super-clase»
Y se llegó a la prórroga. En su recta final, el comentario de Rakocevic tras el encuentro ante Unicaja, en el que afirmaba que podría ser bueno perder algún partido para no confiarse, cogió en visos de convertirse en realidad. Faltaban 3 segundos cuando Scepanovic anotó una preciosa canasta que puso a los nazaríes un punto por encima en el marcador. La mesa no reguló bien el tiempo de juego que quedaba, y tras pequeñas disputas entre ambos banquillos, los jueces decidieron conceder 4 segundos al Baskonia para desarrollar su último ataque.
La heroica estaba difícil, pero nunca imposible. Dusko Ivanovic preparó una jugada de pizarra, que fue ejecutada a la perfección por sus jugadores. Mickael recibió en la línea de tres, amagó con lanzar quitándose de encima a su defensor, avanzó hasta la canasta a la velocidad de la luz, lanzó, y la bola entró en la red al mismo tiempo que se encendía la luz que indicaba el fin del partido. Espectáculo dosificado en segundos.
Pete Mickael y Curtis Borchardt lucharon hasta el último minuto por su particular premio del MVP. Al final el pívot neoyorkino se llevó el trofeo con 30 puntos y 13 rebotes para 41 de valoración ACB. El baskonista, con 26 puntos y 11 rebotes, se quedó en los 40 de valoración
El Baskonia sufrió de lo lindo en la primera parte, en gran medida por el aciago día de sus exteriores. Mirza Teletovic y Pablo Prigioni sumaron un 0/14 en triples. Al final el triunfo llegó tras aventurarse en otras formas ofensivas.
El horrible juego que el Baskonia desplegó ayer frente al Granada no pasó desapercibido ni para los propios jugadores. Pablo Prigioni no tardó en admitir ese hecho, y tras la conclusión del encuentro se mostró visiblemente dolorido: «Ha sido uno de los peores partidos del año, tanto colectivamente, como personalmente. Yo me he marcado un 0/7 en tiro libre y eso no está nada bien. No sabemos ni cómo hemos ganado». Pero el argentino quiso analizar el lado bueno de este tipo de partidos: «En el fondo es para estar contento. Si jugando así de mal hemos podido ganar, cuando juguemos bien podremos hacer grandes cosas. Es mejor que estas cosas pasen ahora, y no más tarde», añadió.
De todos modos, nadie dudaba de que a Dusko Ivanovic no le iba a valer la consecución del triunfo. El montenegrino compareció con gesto de poca satisfacción por el rendimiento de sus pupilos e incidió en el mismo hecho de siempre: «Estoy cansado de repetirlo, pero tenemos que defender mejor», reiteró. La carnicería que Borchardt hizo en el inicio del encuentro no le gustó nada a Ivanovic, pero valoró positivamente la reacción. «Al principio hemos defendido mal a Curtis y ha hecho lo que ha querido, pero en el segundo tiempo hemos defendido mejor», dijo.
También hubo mención a las quejas de quienes dijeron que el Baskonia no debía haber tenido esos 4 segundos para jugar el último ataque. Prigioni contestó sin contemplaciones y dijo que «cuando Scepanovic ha metido la canasta, todos hemos mirado al reloj, y hemos visto claramente que quedaban 3,9 segundos y el reloj no se paró».