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Menos campañas y más recursos

Diez años. ¡Cómo pasa el tiempo! 10 años ya que nació GARA gracias al esfuerzo y al tesón de personas que no estaban dispuestas a que se nos robara, también, algo tan importante como es una información libre y veraz de lo que pasa en el mundo y en nuestro país. 10 años peleando contra viento y marea para estar en la calle todos los días, superando las zancadillas indecentes de los gobiernos de turno que han intentado callar su voz. 10 años en los que desde este txoko -por la apuesta decidida de este periódico- venimos analizando la actualidad desde la perspectiva de género, cuando entonces no estaba de moda el tema y para la mayoría de la población «género» sonaba a chino.

Bautizamos Zirikazan a este espacio porque la pretensión era, y es, azuzar la conciencia social contra la discriminación hacia las mujeres por el hecho de ser eso, mujeres. El primer Zirikazan denunciaba la violencia de género. En este aniversario, desgraciadamente, éste sigue siendo un tema candente, siempre de actualidad. ¿Se ha avanzado? Sí, sobre todo en lo formal, en los discursos, en la legislación... Es cierto que hay mayor sensibilidad social contra esta violencia y que de ser considerada como un tema doméstico en el que no se entraba -aunque al otro lado de la pared se estuviera machacando a una mujer- ahora hasta es posible que alguien del vecindario dé la voz de alarma. Es cierto que hay más recursos públicos para atender a las mujeres que sufren esta violencia y, lo que a mi juicio es muy, pero que muy importante, que hay hombres que se están posicionando públicamente en su contra y revisándose para no caer en ella. Pero no se puede decir que haya sido una década prodigiosa. No. Todos los días nos desayunamos con noticias que dan cuenta clara de la persistencia de esta violencia, en el resto del mundo y en la puerta de al lado. La violencia contra las mujeres es una lacra universal, de la que no se libra Euskal Herria, y el reflejo más doloroso de su discriminación en todos los ámbitos: el laboral, los espacios de poder, las relaciones familiares, la sexualidad...

Son cientos las campañas publicitarias que se han hecho en estos 10 años denunciando esta lacra. La gran mayoría dirigidas a las propias mujeres instándoles a que denuncien su situación, a que sean «valientes» y salgan de ese circulo pernicioso al que les somete su agresor. Estoy totalmente en contra de estos mensajes, porque llevan aparejados una especie de reproche hacía las mujeres que viven este infierno -lo que hace que se acreciente su culpabilidad por no actuar en la dirección que les exige el anuncio- cuando lo que realmente les pasa es que, sencillamente, no pueden. Estas mujeres lo que necesitan es apoyo, fortalecer su autoestima, y tener un trabajo remunerado que les permita ser independientes para poder decidir. Menos campañas publicitarias de este tipo y más recursos, es lo que hace falta. Y si se hacen campañas... que se dirijan a los hombres, para que estos tomen conciencia de su responsabilidad.

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