Aitor Ortiz no se conforma con una fotografía bidimensional y busca una tercera. La exposición «GAP> Espacio Latente» continúa en la línea de trabajo de investigación que viene desarrollando este bilbotarra en sus anteriores series, unida a la arquitectura y el estudio del espacio. La muestra reúne 31 fotografías en blanco y negro, de las cuales el 90% son nuevas. «Había alguna relación con el trabajo anterior, sobre todo, en una pieza titulada «Modular», que ya se expuso en la sala Rekalde. Ahí es donde empezaba la preocupación por sacar la fotografía o la propia representación de la fotografía del soporte bidimensional, de sacarlo de la pared, construir a partir de la imagen».

Tranformación del espacio

Ortiz ha fotografiado espacios en construcción y en deconstrucción. Son edificios, estructuras, casas... que están en continua transformación. «Lo que pretendo es mostrar mediante la fotografía espacios o momentos muy determinados de una construcción o de la transformación donde su propia configuración está generando un espacio nuevo. Lo de los andamios es algo circunstancial. Los edificios son abrazados por otras estructuras que en ese preciso momento de la fotografía están configurando una estructura diferente». Es el caso de la serie llamada «Amorfosis».

Otra de las piezas más importantes de la muestra es la estructura que se compone de tubos de aluminio pero que surge también a partir de una imagen. «Los elementos de los patios creo que son los más singulares de esta exposición. Es una estructura, una imagen impresa en tubos, 400 tubos en sus cuatro caras. Hago una configuración como si fuese un cubo, una torre, de las mismas características que te está describiendo su propia imagen, y luego lo descompongo. La propia imagen, al disolverse, genera otra configuración arquitectónica diferente».

En varias estructuras además, toma especial importancia la suma de una luz adicional con la que Ortiz crea otra imagen distinta. «La luz es muy importante, sobre todo en las piezas donde construyo la imagen. La propia imagen que yo tengo hecha ya tiene una luz, y el hecho de superponerla a una luz, a una iluminación de sala, te genera casi una divergencia aportando a la imagen luz de la propia sala».

Aitor Ortiz muestra especial afecto por la sala de Koldo Mitxelena. De hecho, ya es la segunda vez que vuelve a exponer en ella. La vez anterior fue en el 2002, en una muestra colectiva titulada «Pintura de cámara». Según declaraba, es un espacio «muy especial, polivalente y muy variado, que permite recorridos muy interesantes. La adaptación de las obras se ha hecho expresamente para ese espacio, se ha pensado en el espacio a la hora de reproducirlas». Por consiguiente, la muestra no va a ser itinerante, aunque la mayoría de las piezas sí van a tomar parte de otras exposiciones. Ésta de Koldo Mitxelena se podrá visitar hasta el 28 de marzo.