La historia de un pueblo está formada por miles de situaciones e historias personales. Pero éstas suelen caer en el olvido con más facilidad. Así lo cree el director de «Itsasoaren alaba», Josu Martinez. Por eso, con su trabajo convierte al espectador en testigo de una experiencia personal irrepetible, de la valiente recuperación por parte de una víctima de sus raíces y su memoria. La generosidad de compartir su historia ha sido de Haize Goikoetxea, hija de una pareja de refugiados y quien con tan sólo 2 años vivió como los GAL mataban a su padre, Mikel Goikoetxea, «Txapela».

Tal y como explica la propia Haize, conocer tan poco de Mikel le suponía una profunda herida, ya que ella no tiene recuerdos propios. Con el objetivo de intentar curar, que no olvidar, ese sufrimiento, acudió a su viejo conocido del barrio, Josu Martínez, de quien conocía un interés en la investigación periodística. Le propuso que le le ayudara a visitar a gente que hubiera conocido a «Txapela» para recomponer en cierta manera su recuerdo. Josu, expresa: «Cómo le iba a decir que no». Después de algún tiempo, «con cierto rubor», apunta, le planteó la posibilidad de dar a conocer en formato audiovisual todo el proceso. Ella aceptó y el resultado se estrena este sábado, con la ayuda de la beca Julio Araluze que concede el Instituto de Promoción de Estudios Sociales.

En él se puede ver un viaje en el que, además de las entrevistas con conocidos de «Txapela», Haize reflexiona antes y después sobre su contenido. Un valiente testimonio que, a la vez que a Haize le ha ayudado a mitigar su sufrimiento -según le ha explicado a Martinez-, extiende un punto de vista humano y personal sobre un episodio de la historia reciente de Euskal Herria que se intenta silenciar.