«Aunque haya quien lo niegue, a casi todos nos gustaría aparecer en la MTV»
Vocal y bajo de UNE
Pablo CABEZA | BILBO
El ente UNE toma forma en Bilbo, pero cada componente viaja a la capital desde un lugar entre Oñati y Arrasate (Aitor Uriarte), Ortuella (Rober Garzia), Algorta (Mell) y Castro Urdiales (Xabi Oraa de Zumarraga). La banda usa las nuevas tecnologías para comunicarse con regularidad y practicar ensayos virtuales, pero los conciertos, el local de ensayo y las horas de estudio, cuando toca grabar, son los grandes espacios de aprendizaje.
Aitor es de los pocos de la clase que no se apunta a la coral de la ikastola de Oñati. Paradójicamente sí le gusta la música, pues en los recreos siempre anda tarareando alguna canción. El reto aumenta en los vestuarios del equipo de fútbol del pueblo, ya que ahí se atreve con algún título de Scorpions. Aitor piensa que lo hace muy bien, hasta que en los primeros ensayos de Latzen intenta cantar una canción de Helloween, su grupo predilecto por aquellos días, y descubre que aún tiene que trabajar duro para seguir los pasos de Michael Kiske. El calendario marca 1993, año del nacimiento de Latzen y el nombre de uno de los grupos más populares de los próximos cuatro años.
Tras un periodo de ajuste, después de la inesperada disolución de Latzen, Uriarte se encuentra cantando en Sen, con quienes graba tres discos antes del fin. Todo parece indicar que no habrá más micros, pero un amigo de toda la vida, Xabi, con el que coincide en Lekeitio los veranos, le enseña lo que están preparando en Bilbo. Aquello le envuelve y sin tiempo para la duda, se ve cantando en UNE.
Mell comienza a tocar el bajo porque su primo es bajista de PiLT, quien le da sus primeras clases. Iniciado en las cuatro cuerdas, estudia música mientras se aventura con amigos. Zurkaitz (1999-2005) será su primera banda. Tras la ruptura entra en Bulldozer para tocar posteriormente (2006) con Txarlie (Laseda, La Casa Usher...) en Txarlie Laseda. Ese mismo año los primeros UNE contactan con él y se lo llevan.
Xabi es un nirvanero empedernido, siempre metido en proyectos: Soda, MCD y otras. Rober también se ha pasado toda su vida de local en local: ADN, Apnea, Anarco... En definitiva, un grupo con largos afluentes, caudal, remolinos y llanos para la armonía.
«Hegalik gabe hegan» propone una dinámica mezcla de metal contemporáneo, en ocasiones oscuro, rock y pop. A las guitarras turbias de Rober se sobrepone la voz melódica de Aitor y su facilidad para crear tonadas ásperas de final amable, estribillos y contrafrases directas. El ritmo color piedra termina por redondear el ambiente y aumentar la profundidad de campo. Suenan actuales, han superado el debut y se muestran ocurrentemente internacionales en títulos como «Loti ederra», «Hira paradisuan», «Kolorezko kameleoiak», «Orioimenak» o «Tan tan moussen».
Se mueven dentro del metal contemporáneo, sin extremos. ¿Es un buen lugar para llegar al mayor número de oyentes?
Aitor: Muchas veces parece que debes comulgar ciegamente en una estética y género de música para entrar dentro de una determinada familia numerosa. Visto así, parece que estamos en tierra de nadie (risas).
Mell: Sin buscarlo, este es un trabajo más para todos los públicos. Es cierto que en el disco anterior había un estilo muy marcado, pero en «Hegalik gabe hegan» prima la variedad, lo que me parece positivo, ya que puede llegar a más gente.
A.: Esto de la música parece que va por ciclos, como la economía, ahora vuelven los 80. Analizando nuestro entorno, diría que en Euskal Herria, hoy por hoy, justo al contrario que en otros muchos lugares, dentro de lo que sería el metal o incluso también en otros estilos de música completamente distintos, quizá predomina lo clásico puro y duro, como ha ocurrido años atrás. Somos conscientes que no inventamos nada nuevo, pero a mí, como al resto de la banda, siempre me ha atraído lo novedoso y el mezclar cosas, según el momento y las sensaciones, sin ningún tipo de prejuicio.
El estilo es muy norteamericano, muy de MTV. ¿Positivo, negativo, una apreciación más?
A.: Aunque haya quien lo niegue, a casi todos nos gustaría aparecer en la MTV, ya sea sólo por todo lo que significaría, pues no sería una mala señal (risas). Tenemos la costumbre de emplear la palabra comercial en su aspecto despectivo y muchas veces no nos damos cuenta de que, por ejemplo, lo que es comercial en Norteamérica aquí puede ser algo alternativo y lo que aquí se vende como alternativo o radical realmente puede ser comercial. Existe una maraña de hipocresía y confusión en este tema, aunque no sé qué me da emplear la palabra comercial, cuando aquí ni los unos (comerciales) ni los otros (no comerciales) venden nada.
En Euskal Herria cuesta crear líneas armónicas, pegadizas... Sin embargo, UNE cuida con mimo este aspecto.
M.: Sí, la verdad es que es algo de lo que pecan muchos grupos. En nuestro caso, es Aitor el que lleva casi todo el peso de las melodías, se centra mucho en ese trabajo y el resultado al final creo que es más que notable. Luego, en el local se pulen y se aportan ideas que puedan dar más riqueza a la melodía. Hemos llegado a estar varios días mirando como podía acabar la voz tal canción o probando como meter un grito en tal sitio. Una canción es algo orgánico que no deja de crecer o evolucionar, así que hasta en el mismo estudio se cambiaron o se probaron cosas nuevas durante la grabación. Aitor es un gran cantante con mucho registro y eso es algo que siempre da mucho juego.
¿Se han metido horas estudiando detalles, patrones, ritmos, estribillos, cadencias...?
A.: Resulta muy práctico poder crear un boceto al detalle con el ordenador y Cubase. Rober ya es un artista. La verdad es que sirve de ayuda a la hora de mostrar la dirección que se quiere dar a una canción con los instrumentos y, por ejemplo, es un lujo crear melodías encima de algo más hecho. De todos modos, siempre he tenido facilidad para memorizar muy rápido una melodía y esquematizar la estructura que pueda tener una canción. Me pasa lo mismo cuando escucho música. Hay gente que con lo primero que se queda de una canción es con la letra, y son unos artistas en memorizarla. Sin embargo, a mí me pasa lo contrario: me quedo con la música y la melodía.
El álbum sugiera una mayor inspiración que la contenida en el disco debut.
Mell: Ummm, más que un álbum más inspirado diría que es un UNE más actual, es UNE dos años más mayor, más maduro, más moderno. El disco es algo más abierto que el anterior, variado y eso logra que sea más agradable de escuchar. El primer cedé poseía un estilo muy definido a lo largo de todo el disco.
Aitor: Se suele decir que el segundo trabajo es el que realmente consagra un grupo y muchas veces es lo que ocurre. El primero puede ser la frescura, la novedad..., pero al segundo se le suele mirar con otros ojos, más críticos, exigentes... En este aspecto hemos salido fortalecidos, ya que todo han sido buenas palabras y valoraciones positivas.
¿En manos de qué músico o productor internacional dejarían sus canciones?
M.: Rober está muy emperrado con Colin Richarson, así que quién sabe si algún día pondremos nuestro trabajo en sus manos, aunque habrá que ir con los bolsillos llenos (risas). Lo cierto es que el productor es una figura muy interesante, te da la posibilidad de tener una nueva visión de tus canciones, son oídos frescos que pueden aportar muchas cosas.
Grupo: UNE.
Título: «Hegalik gabe hegan».
Discográfica: Baga Biga.
Estilo: Metal contemporáneo.
Salida: Ya disponible.
«Se suele decir que es el segundo trabajo el que consagra a un grupo y muchas veces es lo que ocurre. El primero es la frescura, el segundo, fortalece»
«Existe una maraña de hipocresía y confusión con lo comercial, cuando aquí ni los unos (comerciales) ni los otros (no comerciales) venden nada»