Raimundo Fitero
Copiar
Lo que más ha sorprendido del lanzamiento en Cuatro de «Saturday Night Live» es su insistencia en señalar que lo van a hacer igual que el programa original americano. Recalcar que se trata de una copia, una franquicia, una versión, parece que da resultados, o al menos en la primera entrega los resultados de audiencia han sido muy buenos. Los ingredientes para esos resultados son claros, y la cuestión está en saber si van a poder contar cada noche con atractivos añadidos de la entidad y tirón de Antonio Resines, Frank Perea, Pepe Viyuela o El canto del loco, además de la plantilla habitual de cómicos y parodistas.
En riguroso directo. O eso hacen creer. Remarcado con un letrerito constante en una esquina de nuestra pantalla, su estructura y su planteamiento es calcado al americano. Hasta aquí estábamos advertidos y hasta convencidos de que esa era una de las claves, pero la verdad es que lo mejor, fue el movimiento del personal técnico a la vista de todos. Esos planos en donde se ve a los integrantes de un plató de televisión transformando un espacio, haciendo del plató cada vez una circunstancia diferente, con decorados e iluminaciones variables. Y la coordinación entre los dos espacios en paralelo, la actitud de los espectadores en el plató que dan vidilla, aplausos generosos y risas histéricas a golpe de aviso del regidor.
Sobre los contenidos, el nivel de calidad en el humor, de su eficacia, su penetración, sus tópicos, sus caricatos, las ingenuidades o las reiteraciones posturales, mantenemos un pronóstico reservado. En esto cada cual tiene sus gustos, su sentido del humor, y ahí aparecen artistas que llegan por su capacidad de cambiar y aquellos que siempre hacen la misma mueca. Las que son capaces de mantener un nivel de palabra elevado, y quienes lo resuelven mejor con una fuga gestual. Como siempre, sabemos la estructura, la forma, pero vamos a ver si los guionistas logran darle coherencia, toques de lucidez o se quedan en una frontera más populista. Ese es el reto que tienen, su elección. Y, claro, la nuestra, por si los seguimos incondicionalmente o los visitamos esporádicamente, en los descansos de otras opciones.