La monumental chapuza protagonizada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero con la inestimable colaboración del juez Garzón terminará pasándoles factura ante las instituciones judiciales europeas. Cada vez lo veo más claro porque cada vez actúan con más impericia y los excesos de confianza -o prepotencia, que viene a ser lo mismo- dejan al desnudo todas sus miserias antidemocráticas.

Será por eso que la inmensa mayoría de los que, en ocasiones anteriores, han actuado de palmeros, callan ahora. Paso y repaso las páginas de la prensa -incluso la más cavernícola- y observo que la mayor parte de la clá garzonita prefiere opinar sobre Obama, Benedicto XVI, los espías de la Aguirre o la pertinaz crisis. Será por miedo a compartir ridículo y bochorno con los autores del disparate. Y será por eso también que alguno se ha sentido llamado a dar ánimos al magistrado del mechón cano.

José Antonio Vera, en «La Razón», se extrañaba: «Lo que son las cosas. Antes no encontraban argumento para proceder jurídicamente contra el PCTV y ANV, pese a que todo el mundo sabía que eran los herederos de Batasuna, y ahora se pegan codazos por ver quién es el primero en ilegalizar a D3M y Askatasuna, las nuevas marcas del mundo de ETA». O sea, que primero se fija el objetivo y luego se arma el andamiaje para llegar hasta él. Muy democrático, sí señora.

Ahora llega la loa al campeón: «Como es lógico, el que gana siempre es Garzón, no sólo porque es más mañoso y trabajador que muchos de su entorno, sino porque nuestro juez galáctico huele como nadie las noticias que son carne de telediario. Y, por supuesto, las protagoniza en primera persona, como no podía ser de otra manera en su caso. Lo cual no me parece mal, siempre de que se trate de intervenciones como ésta de que hablamos, encaminada a evitar que los terroristas tengan cobertura política». O sea, que le pagan en minutos de telediario. ¡Qué cosas!

La soflama final parece sacada del discurso de un presidente de club de fútbol a sus muchachos: «en la lucha contra el terror debe implicarse todo el mundo y, por supuesto, los jueces aplicando con diligencia la ley. Justamente lo que no hicieron durante casi un año por culpa de las negociaciones con la banda. Con resultados más que lamentables, por cierto. Así que, ánimo Garzón. En este caso algunos estamos contigo». Ánimo, pues.