Los Grammy reparten veteran�a y juventud previsible
Pablo Cabeza
Los a�os pervierten la conciencia llen�ndola de prejuicios y sabidur�a. De esta lucha mental, para bien y para mal, salen todos los premios tontorrones que se dan en el mundo, y donde nunca votan los j�venes. De otra parte, en la faceta de creaci�n �lo mejor� es tan personal, que una vez que se supera lo espurio, lo malo, carece de bases tangibles la elecci�n de lo mejor. Ha ganado un viejo rockero, Robert Plant, muy querido en EEUU, pero, seguro, que a�n m�s por ir de la mano de la vaquera, Alison Krauss. El disco es notable, pero en Europa no ha sido para tanto. El jurado se fija en Duffy y descubre, con m�s de un a�o de retraso, a Adele, cuesti�n de un Sanedr�n sedentario. M�s veteranos: Eagles, Jack DeJohnette, Randy Brecker, Chic Corea, Bruce Springsteen... y un palizas llamado Joe Satriani demandando a Coldplay por plagio. Esto no es serio.