La metrópoli francesa se enfrenta a un levantamiento social cada vez más sólido y desafiante en las islas antillanas de Guadalupe y Martinica, paralizadas por una huelga general, que podría además propagarse a otros territorios de lo que París define como Ultramar, concretamente a la isla de Reunión, en el Océano Índico.

Confirmando los peores temores, el movimiento que impulsa la huelga general contra la carestía de la vida va alcanzando los territorios de Ultramar uno tras otro. Guadalupe está paralizada desde el pasado 20 de enero. Martinica ha entrado ya en la segunda semana de protestas y Reunión anuncia una movilización para el próximo 5 de marzo.

Las reivindicaciones son muy similares en todos los lugares e incluyen como primera medida un alza de 200 euros en los salarios, auténticamente de miseria.

En Reunión, la más poblada de los llamados Departamentos de Ultramar (DOM por sus siglas en francés), sus pobladores exigen, asimismo, una bajada en un 20% en los productos básicos -objetivo logrado ya en Martinica- y una bajada de 5 euros en las bombonas de butano.

París se enroca

En Guadalupe, donde se iniciaron las protestas, las negociaciones quedaron rotas el jueves por la noche por la negativa de París de sufragar el incremento salarial que, en palabras del primer ministro, François Fillon, debería ser negociado entre los interlocutores locales..

Fuentes gubernamentales temen que una concesión sobre el incremento salarial podría tener un efecto contafio en la metrópoli, donde las organizaciones sindicales preparan una cumbre social con el presidente, Nicolas Sarkozy, el próximo miércoles, en vísperas de una jornada de lucha el jueves.