Venden el proyecto ferroviario del futuro en el museo del tren
El proyecto de transporte estratégico «del futuro» que, a juicio del PNV, necesita este país se llaman Tren de Alta Velocidad y puerto exterior de Pasaia. Según afirma Ibarretxe, se llevarán a cabo «sí o sí». Y todo ello fue expuesto justamente en un museo dedicado al ferrocarril.
Gari MUJIKA
Pero en Azpeitia el PNV no sólo encontró antiguos trenes a vapor. También se topó con la denuncia de decenas de azpeitiarras que exigían la paralización del TAV y democracia para Euskal Herria. El mejor exponente del sentir de la plana mayor jeltzale que ayer tarde acudió al Museo del Tren de Azpeitia fueron unas palabras de la consejera de Transportes de Lakua, Nuria López de Gereñu, cuando vio llegar a decenas de jóvenes con camisetas rojas en las que se leía el lema «Independentzia», sujetando carteles en contra del Tren de Alta Velocidad y otros con el eslogan «Euskal Herria Salgai» junto al teléfono de Sabin Etxea. «Aquí por el AHT y allí por D3M; la cuestión es joder. Lo de `PNV diruzale' es lo que más me conmueve», comentó la consejera con evidentes signos de enfado por la protesta.
No obstante, el rostro de los jeltzales cambió enseguida. Varios ertzainas que permanecían en el exterior con el traje de fiesta -txapela y chubasquero rojo- se cubrieron con verduguillos y respondieron a la protesta a base de porrazos.
«¿Hay que repartir?»
Los concentrados no cesaban de corear gritos contra el PNV y contra el TAV, sin sucumbir a los bastonazos de los ertzainas. No, hasta que llegó una patrulla con otra vestimenta: verduguillos y trajes ignífugos. «¿Hay que repartir? Joder, es que estábamos por Cestona...», afirmó el primer ertzaina que descendió del coche; inmediatamente después, comenzaron las carreras.
La Policía autonómica se encargó de dispersar la protesta y de repartir los últimos golpes a los jóvenes azpeitiarras que pese a todo continuaban impertérritos coreando consignas contra los dirigentes jeltzales.
Una vez «despejado» el entorno, una camioneta con una pantalla gigante y la silueta del lehendakari Ibarretxe se situó frente al edificio que hasta 1986 servía de estación del tren de Urola para, acto seguido, amplificar el ya reiterativo mensaje electoral del PNV con la ayuda de varios altavoces.
«Juanjo, el maquinista»
Aunque, entre semana, el Museo Vasco del Ferrocarril cierra sus puertas a las 18.30, ayer las mantuvo abiertas de par en par hasta pasadas las 20.00 para albergar el acto electoral.
Para cuando llegó el candidato a lehendakari, la Ertzaintza ya había «repartido» sus mensajes -más contundentes que los de Ibarretxe- y la plana mayor del PNV, con Joseba Egibar, Markel Olano y Josu Erkoreka a la cabeza, sostenía ya el billete con el que, en un tren pintado de rojo y blanco, recorrieron alrededor de doscientos metros hasta llegar a los garajes de los ferrocarriles de vapor.
El trayecto contó incluso con interventor, un «pica» que además ejerció de maquinista del vagón. Pero quienes organizaron el acto electoral le tenían reservada una sorpresa.
Emulando a «Joe, el fontanero», que tan famoso se hizo durante la campaña electoral para la Casa Blanca, ayer en Azpeitia se dio a conocer a «Juanjo, el maquinista», quien, primero, esbozó sus recuerdos sobre el tren que recorría el valle del Urola hasta 1986 y que, mirando hacia el futuro, introdujo la idea de la urgente necesidad del Tren de Alta Velocidad.
Siguiendo con la emulación de las elecciones de EEUU, también tomaron la palabra diferentes personas de a pie: desde una docente universitaria hasta «Gregorio», un vecino de Pasaia y trabajador del puerto que pidió a Ibarretxe liderazgo para llevar a cabo la regeneración de la bahía guipuzcoana en torno al puerto exterior de Jaizkibel, que, como recordó, también se quiere enlazar con el TAV.
Y como si del programa «Tengo una pregunta para usted» se tratara, el lehendakari en funciones salía al paso de cada una de las intervenciones. Así, el político de Laudio afirmó que hace suya la proclama de «los ecologistas más avanzados del mundo: hay que sacar a las personas y las mercancías de la carretera y meterlas en el tren».
«El tren no es el pasado, es futuro, es progreso», añadió Ibarretxe, quien insistió en que el TAV será una puerta hacia Europa y que las capitales vascas se convertirán en estaciones del tren de Europa. No sólo defendió el carácter estratégico del TAV y del superpuerto de Pasaia, sino que además aseguró que se harán «sí o sí».