Las calculadas contradicciones de la crisis
Ayer coincidieron en el ámbito económico-laboral dos noticias que definen en buena medida cúales son los parámetros en los que se está desarrollando la crisis. Por un lado, el presidente de la patronal española (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán, pidió que los expedientes de regulación de empleo (ERE) no estén sujetos «para nada» a la autorización previa de la Administración, para conseguir una mayor rapidez en su tramitación. Por otro, Iberdrola dio a conocer los que son los mejores resultados de su historia, con un avance de beneficios del 21,5%. Según los datos de la propia empresa, el pasado ejercicio, el primero de la gran crisis, ganó 2.860 millones de euros. Y no contento con ello, vaticinó que en 2009 las ganancias serán aún mayores.
En otras palabras, la clase empresarial no se cansa de lamentarse de los padecimientos por los que atraviesan las empresas, con el objetivo confeso de conseguir ayudas a fondo perdido, lograr el abaratamiento de los despidos, congelar los sueldos, empeorar las ya leoninas condiciones de trabajo y, ahora, decidir cuándo y cómo realizar los ERE. La patronal no se cansa de presionar para así seguir exprimiendo a la clase trabajadora y que sea ésta la que pague los efectos de la crisis. Pero cuando llega la hora de la verdad, cuando hay que contar los beneficios, los ceros no entran en los titulares. Ésa es su crisis.