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La revuelta social en las Antillas se cobra su primera víctima mortal en Guadalupe

La revuelta social contra la carestía de la vida y la dominación colonial que mantiene paralizadas Guadalupe y Martinica y ha derivado en disturbios pese a las llamadas a la calma se ha cobrado su primera víctima mortal.
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GARA | POINT-À-PITRE

Un sindicalista de 50 años miembro del colectivo impulsor de la huelga general en Guadalupe murió en la noche del martes en Point-à-Pitre, al recibir «probablemente» un disparo efectuado, al parecer, con un fusil de caza desde una de las barricadas levantadas en las calles de la capital financiera guadalupeña, cuando regresaba en coche de una reunión sindical. La isla antillana permanece paralizada desde hace un mes por una huelga general en protesta por el alto coste de la vida y las últimas noches ha vivido disturbios en sus principales localidades, a pesar de los llamamientos a la calma realizados por el Gobierno y los sindicatos.

Según las autoridades, jóvenes armados y con el rostro cubierto realizaron disparos durante la noche hiriendo ligera- mente a seis agentes. Tres de ellos resultaron heridos en Point-à-Pitre cuando acudieron, junto a varios bomberos, a socorrer al fallecido, y los tres restantes en Baie-Mahault.

En las principales localidades de esta isla antillana se produjeron actos de pillaje, particularmente en almacenes y empresas pertenecientes a familias blancas, los llamados «békés» (descendientes de colonos franceses), y el bloqueo de las desiertas calles con barricadas.

Ante el agravamiento de la situación, el Ejecutivo francés, a través de su portavoz, Luc Chatel, realizó un llamamiento a la calma y a la vuelta a las negociaciones para acabar con la huelga general, mientras algunos de sus representantes y parlamentarios antillanos interpretan la muerte del sindicalista como el «previsible» resultado de una mala gestión de la crisis desde su inicio por parte de París.

También el carismático líder del LKP, que impulsa la protesta, Elie Domota, pidió calma en un mensaje radiofónico, en el que responsabilizó al Gobierno de ser el causante de la cólera de los ciudadanos y acusó a los policías de tratar de forma racista a los manifestantes.

A los jóvenes guadalupeños les pidió que no pongan sus vidas en peligro ni respondan a las provocaciones, al tiempo que reclamó al prefecto de la isla la retirada de los gendarmes.

Domota denunció que París trata a la isla como una «colonia», porque «en un departamento francés nunca se hubiera dejado pudrir la situación antes de intervenir». Recordó que «los guadalupeños están en la calle desde el 20 de enero y Sarkozy se manifiesta un mes después. Todo el mundo entiende que los guadalupeños son tratados con un gran desprecio».

La huelga general ha cumplido ya 30 días en Guadalupe y quince en la vecina isla de Martinica. El origen de la revuelta es la explotación y la pérdida de poder adquisitivo de los antillanos, por lo que reclaman un aumento de 200 euros en los salarios más bajos. Las negociacio- nes no han dado ningún resultado, mientras se pide la intervención del Estado.

Pocas horas después de las llamadas a la calma, la ministra francesa de Interior, Michele Alliot-Marie, anunció el envío de 280 gendarmes de refuerzo a la isla «sólo para flanquear a los manifestantes y prevenir problemas».

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