La red de confidentes
«Hoy no se fía, mañana sí»
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La ópera prima de Francisco Avizanda, natural de Izaba, se comenzó a rodar hace dos años en Lekaroz, Tafalla e Iruñea, por lo que coincide en el tiempo con «La buena nueva», otra película sobre la recuperación de la memoria histórica localizada en Nafarroa. A diferencia de la de Helena Taberna, no recoge acontecimientos de la Guerra del 36, decantándose por los oscuros años de la postguerra, hacia 1953. Aunque también está muy presente la represión de índole religiosa, ya que la protagonista pertenece a una hermandad ultracatólica, el núcleo temático lo constituye el fenómeno de la delación. El régimen extendió una amplísima red de confidentes, los cuales recibían a cambio favores por los servicios prestados. Se trataba de perseguir toda forma de pensamiento o acción contraria la dictadura, a base de tener controlados a los posibles sospechosos de no ser fieles al Caudillo y su Cruzada. Avizanda estudió la figura del chivato a partir de la lectura de un libro de Javier Alfaya, si bien la información más valiosa la obtuvo directamente de un ex-miembro de la SDPG (Servicio de Documentación de la Presidencia del Gobierno), que era como se denominaba el servicio secreto del franquismo.