Con el partido decidido, la hinchada baskonista cantaba aquello de «Madrid se quema / se quema Madrid», pero por aquel entonces habían pasado más de 35 minutos de sufrimiento casi ininterrumpido.

Como se podía sospechar, Neven Spahija había construido un sinnúmero de trampas que hicieron al conjunto gasteiztarra trastabillar, tropezar, incluso caerse en algunos momentos. A más de uno se le congeló la sonrisa en muchos momentos, pero en fin, un último cuarto primoroso devolvió la lógica -al menos para los baskonistas- a su cauce para derrotar a un correoso cuadro taronja por 82-66. Demasiada ventaja, en todo caso.

Y es que el 2-10 de inicio dejó todos los estudios previos hundidos en el cubo de la basura. Williams anotaba de tres a la que se levantaba, Nielsen era el amo del cotarro, Pietrus le amargaba la existencia a Mickeal y Rafa Martínez se adhería como un chicle a Rakocevic. Ni uno de los habituales baluartes gasteiztarras funcionó ayer.

Ni uno, excepto el «multiusos» Splitter, que lo mismo brilla bailando al poste bajo, que bregando bien arremangado. Entre el pívot brasileño, un Sergi Vidal que cada vez más reclama que su capitanía no es ninguna anécdota, con la ayuda de San Emeterio e Ilievski, los de Ivanovic pergeñaron un plan B que fue de a poco minando el entramado taronja. Así pues, del 16-24 del inicio del segundo cuarto, los alaveses lograban ponerse por delante, aunque llegaran al descanso por detrás, 33-35, tras un triple de última hora de Rafa Martínez.

Tiros libres

Fuera por obcecarse con el tiro desde lejos, fuera porque los valencianos se protegieron bien de las faltas en la primera mitad, durante 20 minutos los baskonistas apenas visitaron la línea de tiros libres. Con un Splitter incisivo, los de Ivanovic cargaron sobre el hombre clave taronja: Matt Nielsen.

Aunque Kosta Perovic y el turco Kuqo también jugaron buenos minutos, ni de lejos ofrecían la consistencia del australiano. Además, la defensa gasteiztarra dio una vuelta de tuerca más a su intensidad -sobre todo después de que Ivanovic sentara a Prigioni por Ilievski- ahogando a Williams. Que el porcentaje desde la línea de tiros libres fuera lo suficientemente bueno que requería el partido también ayudó.

Tras acabar el tercer cuarto 54-50, había llegado la hora de romper el partido de una vez por todas. A falta de brillantez, jugadores como Teletovic y Mickeal se pusieron el mono de trabajo y desgastaron a un Pamesa muy cansado al que se le notan mucho las bajas de gente como Claver. Una antideportiva de Kuqo fue el detonante de la escapada gasteiztarra: 68-59 tras una gran jugada de Splitter al poste bajo.

A partir de ahí, dos triples y un mate de Vidal hicieron que los valencianos capitularan y, al mismo tiempo, que jugadores que habían tenido una tarde bastate gris como Prigioni o Rakocevic maquillaran un poquito sus registros.

Asimismo, la afición gasteiztarra pudo, por fin, respirar con sosiego. «Jo ta ke! Irabazi arte!; Madrid se quema / se quema Madrid» o ánimos a los «hermanos» de Estudiantes -«Indar Baskonia» tiene una arraigada amistad con cierto sector de la «Demencia»-, se pudieron escuchar, por ejemplo. No obstante, no sin sufrimiento.