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«Un nivel suficiente de ácido fólico puede prevenir muchas anomalías congénitas del bebé»

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Richard Finnel
Instituto de medicina genética de Texas

Catedrático de Genética y director del Instituto de Medicina Genética de Texas, posee una amplia trayectoria investigadora en el campo de las anomalíás congénitas, sobre las que ha publicado más de doscientos artículos. Ha estado en Bilbo invitado al ciclo «Nutrición y salud» de la Fundación BBVA.

Joseba VIVANCO |

En el Estado español, entre dos y tres de cada cien bebés que nacen vienen al mundo con algún defecto congénito, llámese espina bífida, anencefalia o cualquier tipo de malformación. En países como China, esa tasa se eleva a entre 9 y 20 nacidos de cada cien.

«¿Por qué algunos bebés nacen con problemas que nos gustaría poder evitar?», se pregunta alguien que lleva dos décadas investigándolo. Richard Finnell es un destacado genetista estadounidense que ha pasado un año trabajando en el CICbioGUNE vasco gracias a una cátedra de la Fundación BBVA. «En diez años, siendo optimista, es posible que podamos rebajar ese 3% de casos de bebés con anomalías congénitas, hasta el 1%», una precisión con la que se atreve con los plazos este investigador, y sobre lo que los científicos suelen ser reacios.

Si a la sociedad actual le preocupa tener unos adultos sanos, cómo no tener antes unos bebés igualmente saludables. Sin embargo, un porcentaje de en torno al 3% en los países más desarrollados nace con algún tipo de anomalía congénita. En ella influyen los factores genéticos, pero también, subraya este investigador, una deficiente alimentación prenatal de la madre y la falta de algunas vitaminas claves para el futuro bebé.

«Los buenos hábitos nutricionales durante el embarazo, incluyendo la ingesta de suplementos vitamínicos prenatales, protegen al embrión y sirven para reducir la aparición de anomalías congénitas complejas», explica Finnel. Sus investigaciones con ratones modificados genéticamente tratan de averiguar cómo una dieta correcta en esa futura madre puede influir en los factores genéticos subyacentes que aumentan el riesgo de esos defectos, sea en el sistema nervioso y el corazón, o las malformaciones y problemas neuroconductuales, como el autismo.

Además de una dieta saludable y rica en verduras, cereales, frutas y zumos, una de las claves en la que ha indagado este genetista es en la llamada vitamina B9, más conocida como ácido fólico. Un aporte vitamínico necesario para la correcta generación de células, sin cuya presencia en el número necesario «es imposible que se desarrollen criaturas sanas y sin anomalías», aclara.

«Las investigaciones demuestran que las madres que toman un suplemento multivitamínico antes de quedar embarazadas dan a luz un porcentaje menor de niños con defectos congénitos serios», asegura Richard Finnel, quien matiza que en el caso de las sociedades más desarrolladas, con una dieta equilibrada podría ser suficiente, aunque en países más pobres la aportación vitamínica se haría imprescindible.

Este profesor de la Universidad de Texas es optimista respecto a poder rebajar en unos años ese porcentaje del 3% de casos hasta un 1%, gracias a las nuevas herramientas investigadores que harán acelerar la llegada de resultados. Sería, sin duda, un gran paso, aunque no completo. Hablamos de anomalíás congénitas complejas y, precisamente, este último adjetivo explica el porqué.

 

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«En diez años, siendo optimista, seremos capaces de rebajar del 3% al 1% los casos de bebés que nacen con defectos congénitos»

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