La diferencia es lo de menos en un partido como el de ayer. Aunque el Barcelona consiguiera un 5-0 en los últimos 20 segundos, la brecha ya se estabilizó al inicio del último cuarto. Esta victoria no significa que el Baskonia esté «reclamando» la Copa, ya que eso lo está demostrando, tanto en la ACB, como en Euroliga.

Los dos equipos comenzaron con la idea de imponer su juego interior. Unos buscaban a Santiago y los otros a Splitter en un inicio bastante parejo. Pero de repente apareció Rakocevic con 11 puntos consecutivos, marcando la pauta de lo que fue el partido. En el segundo cuarto, con Prigioni en el banquillo, el Barça trató de tomar la iniciativa con una defensa zonal, que tuvo que quitar con la primera canasta baskonista. Fue justo al final de ese cuarto cuando Ivanovic tomó la decisión táctica acertada: colocar a Mickael de 4. Las situaciones de «uno contra uno», además de la fluidez por el regreso de Prigioni, abrieron la primera gran diferencia en el luminoso. El barcelona planteó después una zona 3-2 muy dinámica, reduciendo su ventaja hasta la mitad. La solución llegó cuando Dusko situó a Splitter a la altura del tiro libre. A partir de ahí, la zona estaba rota, y el Barça se vio avocada a volver a la defensa individual y tratar de hacer una remontada imposible.