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Dos encadenamientos y una «nueva» vía en los Alpes

Mientras que Beleville y Herry se hacen con la travesía entre Les Droites y el Mont Blanc, Gabarrou y Dumarest encadenan el Monte Rosa y el Cervino. En la norte de las Grandes Jorasses, tras 32 años en el olvido, nace una nueva vía: «La Scala di Seda».

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Andoni ARABAOLAZA

Los Alpes siguen siendo una gran caja de sorpresas. Con esto queremos decir que, en absoluto, está todo hecho; eso está muy lejos de la realidad. Pero de vez en cuando nos ofrece alguna sorpresa, de ésas que llaman la atención.

En esta ocasión, os traemos a colación dos actividades muy interesantes que llevan el sello de los encadenamientos. Y la sorpresa, por decirlo de algún modo, es una «nueva» vía abierta hace 32 años.

Primero nos centraremos en las dos travesías o encadenamientos que, por su calidad, traemos a estas páginas. Dos jóvenes guías de montaña de Chamonix, Maxime Beleville y Julien Herry, encadenaron el pasado otoño Les Droites y el Mont Blanc escalando vías de referencia y dificultad. Jóvenes pero fuertes y con grandes dosis de motivación. Aunque no conocidos para el gran público, son dos buenas referencias de las nuevas generaciones. Herry, por ejemplo, para los 16 años ya había escalado la directa Americana al Dru, la travesía de las Aiguilles de Chamonix o la vía «Divine Providence» en el Grand Pilier d´Angle.

Pues bien, estos alpinistas se hicieron con el encadenamiento en 4 jornadas por vías de mixto y hielo excelentes. Empiezan por la clásica Colton-Brooks (1973, 1.000 m, ED1, IV/5) en la norte de Les Droites. Eso sí, realizan en la parte superior una variante más tiesa, más directa y con protecciones todavía peores. A la variante le han llamado «Talibans».

Alcanzan la cima oeste de la montaña (3.984 m) hacia las dos de la tarde, y descienden por el Glaciar Taléfre. Por aquellos lares, un colega de los dos jóvenes guías les está esperando para pasarles comida para tres jornadas. Y de alli, directamente se dirigen al refugio de Leschaux, punto de partida para la norte de las Grandes Jorasses, donde pasan noche.

A la mañana siguiente, se ponen en la base de esta espectacular pared alpina, y para el final del día ya se encuentran en la cima de la Punta Young tras escalar una variante de la ruta de Ivano Ghiradini: Rêve Ephémerie d´alpinistes (Ghiradini en solo en 1994, 800 m: original ED2, V/5, 6a y A2). Tras la cumbre, toman dirección hacia el vivac Canzio en el collado de las Grandes Jorasses.

Al día siguiente, Beleville y Herry atraviesan la arista fronteriza, y se dirigen hacia Rocheforty de allí pasan al otro lado del Glaciar Géant, donde les pilla la noche. Duermen el el vivac de la Fourche; fue una jornada muy larga.

La última parte de este encadenamiento comienza por dirigirse hacia la vertiente de la Brenva, y en ella escalan una lógica combinación de la Ruta Belga y la Cecchinel-Nominé en la cara norte del Grand Pilier d´Angle. Esta combinación evitó la casi nunca formada sección clave de la Cechhinel y de la zona rocosa del pilar. Así, subieron hasta la zona más alta de la Arista del Peuterey a 4.807 metros, ya con el Mont Blanc justo por encima.

Segundo viaje

Los protagonistas del segundo encadenamiento son más conocidos. Por lo menos, uno de ellos: Patrick Gabarrou. Sí, uno de los impulsores del alpinismo glaciar y que cuenta con aperturas en las paredes mas emblemáticas de los Alpes. Además, le va el tema de los encadenamientos. Ya en 1988, en solitario y en cinco días unía el espolón norte de la Chardonnet, la norte de la Argéntiere, Les Courtes y la Taléfre.

Este veterano de 58 años se juntó a Christophe Dumarest de 23. Ambos firmaron en otros cuatro días la unión del Monte Rosa con el Cervino o Matterhorn.

El primer día salen hacia la cara este del Signalkuppe (4.556 m), uno de los cuatromiles más altos del macizo del Monte Rosa. La cordada sube de forma muy rápida por la vía Gringo con 2.300 metros de desnivel.

A la jornada siguiente, Gabarrou y Dumarest descienden al oeste para ir hacia el Lyskamm Este (4.479 m), y, para superar esta pared, se decantan por la línea clásica de 750 metros de la cara noreste (D+). Claro, la suben en un tis-tas; sólo necesitaron dos horas y media de escalada. Continuan hacia el Lyskamm Oeste (4.527 m). Después suben el Castor (4.228 m), para pasar al vivac de Rossi-Valante, y de allí van hacia la roca negra del Breithorn donde pasan la noche.

Prosiguen con la travesía, y durante la tercera jornada los dos alpinistas descienden a la base de la cara norte de la Roccia Nera a 4.075 metros de altura. En esta ocasión, los dos protagonistas se proponen escalar la famosa y no demasiada visitada ruta de Gian Carlo Grassi: la ruta del Gran Diedro Ghiacciato (Bernardi-Grassi, 1.980, 450 m, MD+, 80º y terreno mixto difícil). Dejan el Breithorn (4.164 m) a sus espaldas, y hacen noche en la Testa Grigia.

Sólo les restaba un día para acabar con el encademaniento que les dejaría en la cima del Cervino. Pasan la mañana bastante tranquilos, y es que Gabarrou y Dumarest se había porpuesto subir la clásica de esta pirámide, por la arista Hornli (1.200 m, AD). Sin ningún tipo de contratiempos, para el mediodía pisaban la cima del Cervino de 4.477 metros de altura.

ENCADENAMIENTOS

Beleville y Herry encadenan en cuatro días Les Droitres y el Mont Blanc ascendiendo por duras rutas de mixto y hielo. En otras tantas jornadas, Gabarrou y Dumarest unen el Monte Rosa y el Cervino.

32 años después
«nace» la vía de Sorensen-Smith

Estamos antes uno de esos episodios sorprendentes de la historia de la omnipresente cara norte de las Grandes Jorasses. ¿Cómo es posible que una vía abierta hace nada más y nada menos que 32 años no haya «existido» hasta ahora? Pues sí, así ha ocurrido. Menos mal que hay estudiosos de las líneas surcadas en este murallón alpino como Luca Signorelli, quien, tras estudiar en profundidad el pasado de la ruta que desgranaremos a continuación, se ha dado cuenta de que existe una vía en pleno corazón de la Punta Walker.

El episodio comienza en 1977 cuando el estadounidense Tobin Sorensen y el escocés Gordon Smith realizaron una escalada con un estilo excepcional para aquella época. Entre el 7 y 9 de setiembre escalaron una nueva vía, aunque ellos pensaron que se trataba de la primera repetición de la vía Desmaison-Gousseault (1.100 m, 5c, A1, mixto y 80º). Pero, sin saberlo, en vez de una repetición, Sorensen y Smith abrieron un nuevo itinerario en la norte de las Grandes Jorasses.

Los dos talentos de dicha época utilizaron una variante de la línea original, y en dos días terminaron con un gran trabajo con muy poco material fijo. No era la primera repetición de una ruta (en la actualidad se ha forzado en libre: M6 y 6b) que cuenta con muy pocas ascensiones; no pasarán seguramente de la docena.

A pesar de que creían haber firmado la repetición, dos años después, Smith se encontró con dos guías de Vallot, Gino Buscaini y Lucien Devies, y les señaló que la descripción de la vía Desmaison-Gousseault no coincidía con la línea que habían escalado.

Entre otros detalles, el escocés les aseguró no encontrar las clavijas que metieron los aperturistas y que vieron algo de cuerda vieja en la primera rampa del itinerario.

Pero destinos de la vida, Sorensen se «escapa» del mundillo del alpinismo y Smith se casa y también deja de lado sus actividades. Pasa el tiempo, muchos años, y de repente aparece la figura de Luca Signorelli, el «hombre» de las Grandes Jorasses; el gran estudioso de ese terreno de juego alpino.

Consigiuió localizar a Smith, y en un trabajo muy profesional, detalle a detalle, empieza a sacar la verdadera cara de la escalada realizada por el estadounidense y el escocés. En pocas palabras, la línea de esta cordada comienza a la derecha de la original, quizás utilizada por los checos de la vía «Rolling Stones», se junta a la Desmaison en la primera rampa, y después, por secciones difíciles, les lleva a la parte superior de Tour Rousse.

Sorensen la subió con dos caídas, y Smith sigue por una zona expuesta hasta que se une finalmente con la Cassin, no muy por debajo de la cumbre.

En definitiva, se trata de una línea casi independiente a la Desmasion, más directa y una de las más dificiles del momento. Ahora, Smith le ha llamado: «La Scala di Seda» (ED+, VI+, A0, 90º).Andoni ARABAOLAZA

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