Buscan la salida pero no la encuentran
Berlín fue ayer el escenario elegido para una cita al más alto nivel que congregó a los líderes políticos de las principales economías europeas. A mitad de camino entre la reunión del G20 el pasado noviembre en Washington y la que el mismo organismo celebrará el 2 de abril en Londres, la conferencia perseguía acercar posiciones para encarar una postura común entre los países del viejo continente que garantice hacer frente a la crisis económica de una manera pretendidamente resolutiva. La regulación de los mercados, productos y actores financieros se configura como la receta que defenderán en Londres como respuesta a la depresión.
De esta manera, se va perfilando el camino que trazarán las potencias occidentales para salir del intrincado laberinto económico en el que se encuentran. Todo apunta a que, tras el generalizado desconcierto inicial ante una crisis de virulencia inesperada y los apresurados llamamientos a la refundación del capitalismo, los principales actores han optado por modular el discurso y elaborar recetas aparentemente menos traumáticas cuya sustanciación se podrá ver en Londres. Así, la necesidad de controles más eficaces para regular los mecanismos económicos, especialmente los financieros, asume un lugar central en el análisis, en lo que parece un inminente reforzamiento del papel del Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría ver incrementados sus fondos de manera exponencial. En este diseño de reforzamiento del sistema capitalista no parecen cuadrar los planes de estímulo económico inmediato que han puesto en marcha algunos estados, entre ellos el español y el francés (con especial empeño de Sarkozy), interpretados por potencias como Alemania como iniciativas proteccionistas que atentan contra el libre mercado.
Lo cierto es que hasta la fecha, y van pasando los meses desde el noviembre de Washington, la crisis va arrastrando a la economía mundial a cotas cada vez más profundas, sin que las medidas propuestas por las grandes potencias hayan surtido efecto alguno. Parece que la enfermedad avanza y supera a unos galenos con recetas trasnochadas y, a todas luces, ineficaces.