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La cumbre de Berlín propone un control global de los mercados

Al igual que lo hicieron en las cumbres previas e incluso en la cita del G-20 de Washington, los líderes europeos reunidos ayer en Berlín eludieron debatir sobre cuestiones espinosas como las ayudas al sector del automóvil, formularon un catálogo de medidas para afrontar la crisis y centraron sus esperanzas en la reunión de Londres del 2 de abril, un encuentro que «debe ser un éxito» porque «no nos podemos permitir un fracaso».

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Los líderes europeos que participarán el próximo 2 de abril en el encuentro del G-20 en Londres reiteraron ayer en Berlín su determinación para controlar y supervisar los mercados financieros y formularon un catálogo de medidas, pero, al igual que hicieron en Washington, pospusieron la adopción de decisiones concretas a la cita de poco más de un mes.

La canciller alemana y anfitriona de la reunión, Angela Merkel, destacó que los estados de la Unión Europea (UE) acudirán con una postura «sólida y conjunta» a Londres.

En su declaración los asistentes formularon un catálogo de propuestas de siete puntos para el control de los mercados financieros y otorga mayor protagonismo al Fondo Monetario Internacional. «Proponemos un fondo de 500.000 millones de dólares que permitirá al FMI no sólo administrar las crisis cuando se producen, sino también evitarlas», declaró el primer ministro británico, Gordon Brown.

El FMI ha manifestado en las últimas semanas que su capacidad para prestar a los países europeos en dificultades, en particular las economías muy debili- tadas de Europa del Este, corría el riesgo de agotarse si la crisis económica se prolonga. Japón ya anunció su intención de prestar hasta 100 mil millones de dólares al fondo.

El catálogo contempla también el desarrollo de un mecanismo de sanciones «contra jurisdicciones que no cooperen, incluidos los paraísos fiscales».

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, destacó la importancia de este punto, ya que «en Washington todavía había problemas para incluir la palabra `paraíso'» en la declaración final.

En un tono similar a los días previos al encuentro de Washington del pasado noviembre, cuando se anunciaba que iba a ser «una reunión concluyente», subrayó el compromiso de todos para que la cumbre de Londres sea un éxito y su convicción de que así será porque es «la última oportunidad» para encarrilar la crisis y «los países industrializados y las naciones emergentes no pueden permitirse un fracaso». Insistió en que será entonces cuando se tratará de tomar medidas estructurales.

A la espera de ese encuentro, los líderes europeos evitaron analizar, al menos de puertas hacia afuera, espinosas cuestiones como las ayudas al sector del automóvil en el Estado francés, un plan que Alemania considera proteccionista, y dijeron que se tratará en el Consejo extraordinario del próximo domingo en Bruselas.

El primer ministro checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek, afirmó que todos los estados incluyen algún tipo de medida de apoyo industrial en sus programas de reactivación económica, por lo que no ve por un problema. «Se trata más de problemas en la prensa que nuestros», opinó.

FMI

Los participantes en el encuentro de Berlín proponen reforzar el papel del FMI y plantean duplicar sus fondos, hasta 500.000 millones, tal y como había estado pidiendo el organismo internacional.

Apoyo a la Carta Global para una Economía Sostenible

Los líderes europeos participantes en el encuentro de Berlín apoyaron la propuesta de la canciller alemana, Angela Merkel, de crear una Carta Global para una Economía Sostenible, que cumpla los Objetivos del Milenio de lucha contra la pobreza.

Se comprometieron, además, a que todas las medidas que adopten frente a la crisis «limiten al mínimo las distorsiones a la competencia» y pidieron al resto de estados del mundo que hagan lo mismo. Aseguraron que evitarán medidas proteccionistas y reclamaron que se relance la ronda de liberalización comercial de Doha.

El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, pidió que la crisis no haga olvidar la «solidaridad con los países más afectados».

«Si alguien tiene necesidad de solidaridad puede contar con sus socios», manifestó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al ser preguntado por cómo reaccionaría si un estado de la eurozona se encuentra con problemas para pagar su deuda. El primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, insistió en que este riesgo no existe, al menos de forma inminente, mientras que el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, subrayó que la eurozona no se encuentra en peor situación que otras áreas económicas del mundo. GARA

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