Causa sugerente
Ines INTXAUSTI | Crítica de televisión
Por causas ajenas a esta columna yo me dedico, hoy, muy en cuerpo y alma a fascinantes menesteres que llenan mi vida en otros aspectos también creativos. No me voy a extender en precisar la labor que destaco pero les contaré la última anécdota al respecto. Un japonés me llama por teléfono porque desea alquilar un ataúd en Bilbo. Quiere que le ayude y le indique a dónde puede dirigirse. Le digo: «deme unos minutos, 60 aproximádamente... en Bilbo los ataúdes son para toda la vida, veré quién le podría alquilar uno....». Cuando pronuncio para toda la vida ambos reímos (él habla un castellano perfecto) y comentamos que quizás el alquiler de ataúdes sería un negocio floreciente.
En realidad se trata del fotógrafo de la revista UOMO y quiere hacer un reportaje sobre la exposición de Takeshi Murakami en el Museo Guggenheim para la publicación de la revista en Tokyo. De hecho el ataúd es para introducir en él al artista y hablar de la crisis económica en el mundo del arte. Colgamos nuestros teléfonos y 15 minutos aproximádamente después, le llamo para decirle que ya lo tiene. Que el señor Murakami puede pasar cuando quiera a probárselo ya que no hay cadáver y es necesario saber la talla. Lo que (me) sorprende en esta historia es que este hecho tan, en principio, surreal se desarrolló a través de sus tres interlocutores -el fotográfo japonés primero, yo como intermediaria no mortuoria después, y el señor de los servicios funerarios a los que me dirigí- con absoluta naturalidad.
Vamos, que le llego yo a pedir a ese señor un pez espada vivo para que Murakami haga un sushi de colores dentro del ataúd y ¡vaya que si lo consigue! Es tranquilizador saber que, hoy en día, nada es imposible. Todo nos parece absolutamente razonable. Y algo más: gracias a la televisión cualquier cosa es posible. Pero desgraciadamente los programadores necesitan cadáveres de verdad. Bien muertos, tal y como nos lo han enseñado en el (en)cubrimiento mediático del último caso de asesinato de una menor. RIP.