La plantilla debe creer en sus opciones, pero el Consejo trabaja ya en un plan de viabilidad para subir a Primera la próxima temporada
Parecen necesarias 12 victorias en 17 partidos para subir
El Xerez y el Tenerife se han colocado en las dos primeras plazas gracias a rachas de victorias que pueden ser el ejemplo a imitar por el equipo de Lillo.
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
La Real necesitaría para subir a Primera doce victorias en los diecisiete partidos que restan si se cumple el promedio de 72 puntos que marcan tanto Rayo y Hércules, tercero y cuarto, como la historia reciente de Segunda. Desde que la disputan 22 equipos (temporada 97-98), sólo el Villarreal con 66 puntos en la 1999-2000 y el Recreativo con 69 en la 2001-02 han ascendido con menos de los 71 logrados por el Albacete en la 2002-03. En las otras ocho temporadas el tercero de Segunda ha sumado una vez 72 puntos, en dos ocasiones 73 y 74 y en tres 76.
Para dar más aliento al optimismo se podrían mirar los puntos del cuarto puesto, que es la referencia a superar, pero en seis ocasiones sumó 71 puntos o más y, si sigue la lógica, el Xerez (49) mucho tiene que flojear para no llegar a esos 72 puntos. Y con la puntuación que llevan ahora Tenerife (44) Rayo (43), Hércules (42) y Zaragoza y Castellón (40) cuesta creer que el ascenso se abarate más.
La Real necesita sumar en 17 partidos los mismos 36 puntos de los 25 disputados, el equivalente a doce victorias cuando hasta ahora sólo ha sumado ocho. El objetivo es muy complicado, pero los jugadores deben creer en él y la clave está en coger ya una racha positiva, que en Segunda es fundamental. Cuando se enlazan tres victorias un equipo se crece y así vemos al Murcia, que ha ganado siete de los últimos nueve partidos.
Las rachas de Xerez y Tenerife
Los dos primeros viven de rachas. El Xerez tenía 14 puntos en nueve partidos y enlazó una de siete invicto con cuatro victorias y tres empates. Perdió con el Nastic en casa, empató en Eibar y desde entonces lleva otra de cinco victorias y un empate en seis encuentros. El Tenerife tenía 20 puntos en 14 partidos y en los últimos once lleva 24 con siete victorias, tres empates y una derrota en Xerez. Y no han necesitado un cambio de entrenador ni sus plantillas tienen tanto nivel. Pero cogen confianza, entran en una inercia positiva, meten goles fácil y están donde pocos esperaban.
La derrota ante el Hércules ha desatado los nervios. No es muy coherente escribir la semana pasada que los árbitros han «robado» a la Real 16 puntos y ayer que hubo un penalti favorable que además debió dejar al Hércules con diez pero al mismo tiempo zumbar con virulencia a entrenador y jugadores. Si, según esas cuentas, con unos arbitrales normales la Real tendría 19 puntos más, tan mal no lo harán Lillo y el equipo... Ahora no se puede olvidar que los árbitros han impedido enlazar esa racha buena. Y no son sólo los puntos que no se suman, sino lo que perjudica a la inercia y a la confianza del equipo.
No se admite que el Hércules demostró que es ahora superior, con un equipo más trabajado, una plantilla mejor construida y un entorno más favorable. Y ni los jugadores ordenan los cambios constantes ni confeccionan la plantilla. Es más, se bajan el sueldo para reforzarla. Hasta la llegada de Abreu, Necati era el único delantero con ficha del primer equipo tras la lesión de Díaz de Zerio. El cuarto punta del Hércules, Taborda, jugó las dos pasadas temporadas en Primera en el Depor. El tercero, Rubén Navarro, lleva 41 goles en Primera, sólo ha jugado dos partidos titular este año y sale en Anoeta y mete sus dos opciones. Es suplente de Delibasic, al que Badiola quería quitar la ficha. No se le renovó, como a Garitano, Gari, Larrea..., básicos en sus destinos. Porque ya se piden limpias...
El futuro de Lillo
Y se pide la destitución de Lillo cuando la situación excepcional que vive el club y la falta de dinero, tiempo y la dificultad del objetivo desaconseja esta medida. Lo deseable es que el equipo reaccione para avivar la ilusión, desactivar ese negativismo y que el Consejo trabaje desde ya la hipótesis más probable, con un plan de viabilidad con ingresos de Segunda y con el objetivo de subir a Primera el año próximo. Y ahí sí debe buscar un entrenador, porque es difícil mantener a Lillo si no se asciende.
Si se sube y el tolosarra se gana la renovación automática será fácil pasar al plan A. Lo difícil es el B, el menos deseado y más complicado. Hay que reducir los gastos a la mitad y no se puede reducir mucho el dinero que es más fácil de recortar, el destinado a pagar a los jugadores que deben llevar al club a Primera. Por eso es un proceso muy difícil en el que se ha perdido un año.
El capitán de la Real, Mikel Aranburu, manifestó que «tras perder nunca tienes el cuerpo bien, pero hay que seguir. Quedan muchas jornadas y tenemos pronto un partido ante el Alavés que es importantísimo ganar y luego viene el Sevilla B. Podemos encadenar por vez primera dos victorias seguidas y eso es lo que tenemos que conseguir».
Aranburu habló tras el entrenamiento de ayer en Hondarribia, en el que Xabi Prieto, Markel y Abreu no pudieron trabajar con normalidad por golpes recibidos ante el Hércules. El entrenamiento sirvió para empezar la gira para celebrar el Centenario con todos los pueblos y peñas repartidas por Gipuzkoa.
Rayo y Hércules, tercero y cuarto, firman un promedio que les llevaría a esa puntuación y el Zaragoza parece capaz de alcanzarlo. Para llegar a esa cifra la Real debe sumar 36 puntos, los mismos logrados en los 25 partidos jugados.
El presidente de la Real, Jokin Aperribay, entregó ayer en el palco de Anoeta como premio a su fidelidad la insignia de oro del club a los 49 abonados que cumplieron en 2008 cincuenta años ininterrumpidos como socios de la entidad.