Bajo un escenario que evocaba la depresión económica de los años 30 y acompañado por los rítmicos aires del más genuino espíritu de Broadway, la 81 edición de los Óscar dejó patente que, haciendo un símil con el argumento de la gran perdedora de la noche, las agujas del reloj no siempre giran en el mismo sentido. Así, el tiempo corrió a favor de Danny Boyle y de su premiadísima «Slumdog Millionaire», que fue vencedora en ocho de las diez categorías donde peleaba por una estatuilla. El filme del director británico retrata la pobreza de los arrabales de Bombay a través de la historia de un joven que participa en un programa de televisión. Esta historia, llevada a la gran pantalla con un modesto presupuesto, fue capaz de llevarse los Óscar a la Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Banda Sonora Original, Mejor Guión Adaptado y Mejor Montaje, así como los de Mejor Sonido, Mejor Canción y Mejor Fotografía. Cabe destacar que este proyecto, realizado con actores indios y sin grandes efectos especiales, hace un año se encontraba sin un productor que la respaldase e incluso fue desechada por la propia Warner. No obstante, la alegría que desprendía el equipo de la película no llegó hasta las calles de Bombay; es más, la ceremonia despertó las críticas de cientos de ciudadanos indios que se sienten indignados con esta cinta. En letras mayúsculas, «We are not Slumdogs» («No somos perros de chabola») era la frase que daba la bienvenida al barrio chabolista de Dharavi, donde fue grabada la película. «Esto no cambiará en nada nuestras vidas. Los que la han hecho -la película- quieren hacer dinero. ¿Pero nosotros?», se preguntaba un vecino.

Esta vez, sin embargo, «El curioso caso de Benjamin Button», dirigida por David Fincher, no contó con un reloj que «rejuveneciera» sus opciones a las estatuillas, y regresó a casa como la gran perdedora de la ceremonia. La historia protagonizada por Brad Pitt retrata la vida de un hombre que, con el paso de los años, ve cómo su flácida piel y su frágil condición física rejuvenecen a pasos agigantados y realiza el recorrido de una vida desde la vejez hasta llegar a sus últimos días como un bebé. Este título se tuvo que conformar con los Óscar a Mejor Maquillaje, Mejores Efectos Visuales y Mejor Dirección Artística.

Sin sorpresas

En lo que se refiere a las candidaturas a las mejores interpretaciones, se puede decir que no hubo lugar para sorpresas. En el ámbito masculino, Sean Penn se alzó con la estatuilla al Mejor Actor por su papel protagonista en la reivindicativa cinta de Gus Van Sant, «Mi nombre es Harvey Milk» -que también obtuvo el reconocimiento como Mejor Guión Original-. El actor estadounidense, que encarna al primer homosexual que consiguió acceder a un cargo público en EEUU, competía por el premio junto con Mickey Rourke, Brad Pitt, Richard Jenkins y Frank Langella. Sin ninguna sorpresa también se llevó el Óscar a la Mejor Actriz la británica Kate Winslet, gracias a su actuación en «El lector», por delante de Anne Hathaway, Angelina Jolie, Meryl Streep y Melissa Leo.

Uno de los momentos más emotivos de la gala se vivió cuando la Academia decidió reconocer al difunto Head Ledger como Mejor Actor Secundario por su papel de Joker en «El caballero oscuro». Los padres y la hermana del australiano subieron al escenario para recoger la estatuilla en nombre de la hija de Ledger, Matilda. Por su parte, la actriz madrileña Penélope Cruz hizo las delicias de los seguidores españoles al llevarse la estatuilla a la Mejor Actriz Secundaria por su intervención en «Vicky Cristina Barcelona». «Wall-E» obtuvo el galardón de Mejor Película de Animación, «La duquesa» fue reconocida por el Mejor Vestuario, la japonesa «Okuribito» («Departures») consiguió imponerse en la categoría de Mejor Película Extranjera y»Man on Wire» logró el premio al Mejor Documental.

La ceremonia de la 81 edición de los Óscar ofreció una imagen renovada, aunque la intensidad impuesta al inicio por su presentador, Hugh Jackman, se fue apagando a medida que avanzaba la gala. El actor australiano, como si se tratara de un musical de Broadway, demostró sus dotes de cantante y bailarín mientras relataba de forma cómica el argumento de las cintas candidatas al Óscar a la Mejor Película, un espectáculo para el que contó con la complicidad de Anne Hathaway. A lo largo de la noche, el escenario del teatro Kodak fue cambiando de aspecto para la presentación de cada uno de los premios, aunque destacó la cortina con cerca de 100.000 cristales de Swarovski que dominó la escena al comienzo. Una de las modificaciones de la ceremonia fue el hecho de que los galardones de actuación fueron entregados por antiguos ganadores del Óscar. Así, sobre el escenario pasaron, entre otros, Sofía Loren, Nicole Kidman, Anjelica Houston, Robert De Niro, Anthony Hopkins y Michael Douglas.