Renuncia del ministro español de justicia
Bermejo dimite tras el escándalo de la cacería sin licencia con Garzón
El hecho de que el hasta ayer ministro español de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, participase en una cacería en Andalucía sin tener la licencia correspondiente fue determinante para que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aceptase su dimisión, que venía siendo reclamada por el PP desde que trascendió que en la misma montería tomó parte el juez Baltasar Garzón, que investiga una supuesta trama de corrupción que salpica al PP.
GARA | MADRID
«Uno no ha venido aquí para estar pegado al banco sino a trabajar por un enorme proyecto en el que creo, creía y sigo creyendo», declaró el ya ex ministro español de Justicia Mariano Fernández Bermejo, en la comparecencia en la que anunció su renuncia al cargo, cinco días después de afirmar en el Congreso español que no dimitiría. Bermejo agregó que «cuando uno se da cuenta de que está siendo utilizado contra ese proyecto lo que debe hacer es evitarlo, es lo mejor que puede hacer para que ese proyecto continúe».
La dimisión de Fernández Bermejo, que ayer por la mañana fue comunicada al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se produjo tras la polémica en la que se ha visto envuelto por coincidir en una cacería, en la que participó sin licencia, junto al juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón, que instruye una causa por corrupción ligada a cargos del PP, y después de que el pasado día 18 los jueces españoles llevaran a cabo la primera huelga de su historia.
El ex ministro aseguró en su comparecencia ante los medios que no puede tolerar esa utilización y que, por eso, sabe que, en este momento, «lo mejor que puedo hacer» por el proyecto del Gobierno del PSOE «es dejar el sitio a otro, que seguramente con ilusión parecida continuará» la tarea de reformar la Administración de Justicia.
Bermejo insistió en que «nadie es indispensable y nadie debe estar amarrado a un puesto si no es para servir» y que en el momento en el que «uno percibe que no sólo no está en condiciones de hacerlo sino que está siendo utilizado contra ese proyecto, la labor que le queda por delante es marcharse a otro lado con esa ilusión».
Mariano Fernández Bermejo continuará como diputado del PSOE y será sustituido al frente de la cartera de Justicia por Francisco Caamaño, hasta ayer secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.
Caamaño, que jurará hoy su nuevo cargo, fue el principal «negociador» del Gobierno en la reforma del Estatut de Catalunya. Su carácter conciliador y mesurado, según el Gobierno y el PSOE, contrasta con el «perfil guerrero» de su predecesor, que ya durante su toma de posesión se despachó con duras críticas al PP y a la «falta de legitimidad del Consejo General del Poder Judicial.
«No gustó nada»
En el Ejecutivo español, según fuentes consultadas por Efe, y en el seno del PSOE «no gustó nada» que Fernández Bermejo participara junto a Garzón en una cacería.
Consideran que esa noticia permitió al PP intentar desviar la atención de la investigación que el juez estaba llevando a cabo sobre diversos cargos de ese partido presuntamente implicados en una trama de corrupción. Cuando menos, desde el Gobierno se subraya que fue «inoportuno» que el ex ministro y el juez coincidieran en esa montería.
En principio no había predisposición en el Ejecutivo a que el titular de Justicia abandonase el cargo por ese motivo. Lo que decantó hacia esa posibilidad fue que Bermejo no tuviese la licencia de caza para desarrollar esa actividad en Andalucía, lo que el Gobierno estima «muy grave», máxime tratándose del máximo responsable de la Justicia en el Estado español.
En las filas del PSOE hubo también muchas voces que alertaron del coste que podría ocasionar mantener al ministro en su puesto y, entre sus dirigentes, el presidente del Congreso, José Bono, y el secretario general del PSE y candidato a lehendakari, Patxi López, expresaron en las últimas horas que por muchas circunstancias «a ningún socialista le ha gustado» que Bermejo hubiera participado en esa cacería. Otras voces criticaron ayer a sus compañeros durante la Permanente del partido por no haber cerrado filas en torno al ex ministro.
Aunque en el Gabinete de Zapatero se elogia que Fernández Bermejo admitiese públicamente que cometió un error, lo que le costó la apertura de un expediente por parte de la Junta de Andalucía, se reconoce que éste fue el detonante para que el presidente aceptara su dimisión.
Sobre esta decisión han hablado en varias ocasiones en los últimos días Zapatero y Bermejo, pero no fue hasta la reunión de ayer por la mañana en el palacio de la Moncloa cuando el presidente español aceptó formalmente la dimisión. Sin embargo, Zapatero ya tenía decidido el fin de semana el relevo.
Oportunidad
Previamente se tuvo que determinar el momento oportuno para la sustitución, si convenía hacerlo de forma inmediata o esperar a que pasaran las elecciones de la CAV y de Galiza, que se celebran el 1 de marzo. Finalmente, se estimó oportuno que el «gesto» de Bermejo se hiciera ya para trasladar el mensaje de que se reconocen los errores y se asumen responsabilidades y, al mismo tiempo, restar argumentos a los dirigentes del PP.
Lo que sí se asegura desde Moncloa es que la huelga de jueces del día 18 no ha tenido nada que ver en la decisión final de aceptar la dimisión.
Este asunto ha precipitado el primer cambio de Gobierno de Zapatero tras las últimas elecciones generales, una remodelación sobre la que se había especulado en los últimos meses, pero apuntando a algún ministerio económico como consecuencia de la crisis financiera.
Mariano Fernández Bermejo se convirtió ayer en el primer ministro de los gobiernos de Zapatero que se ha visto obligado a dimitir por una importante polémica y la presión de la oposición, a la que, en cierta medida, se han sumado desde las propias filas del PSOE.
Desde el Gobierno español, ayer se elogió la actitud de Bermejo por dimitir para evitar problemas al PSOE. Entre las numerosas voces del PSOE que ayer se refirieron a la decisión del ex ministro, destacó la de la secretaria de Organización, Leire Pajín, quien señaló que su dimisión es «un gesto que le honra», valoró positivamente su trabajo al frente de Justicia y añadió que «muchos deberían tomar muy buena nota» para señalar directamente al líder del PP, Mariano Rajoy, al que instó a dimitir «con la que está cayendo en el PP». Al respecto, el predecesor de Bermejo en el cargo, Juan Fernando López Aguilar, afirmó que el PP utilizaba a Bermejo como «excusa» para no dar cuenta de su «plétora de escándalos».
Fernández Bermejo ya presentó su dimisión la semana pasada, cuando se supo que había cazado en una finca de Jaén sin licencia, pero Rodríguez Zapatero le emplazó a una nueva reunión ayer.
El consejero de Justicia de Gasteiz, Joseba Azkarraga, indicó que la dimisión de Bermejo «debería haber estado acompañada» por la de Garzón. Agregó que era una decisión«lógica», pero no debería ocultar las supuestas irregularidades del PP.
El presidente del PP en la CAV y candidato a lehendakari, Antonio Basagoiti, aseguró alegrarse de la dimisión ya que, según dijo, Bermejo «consintió que haya alcaldes de ETA» en Euskal Herria, al permitir a ANV presentar algunas listas.
El vicepresidente segundo del Gobierno español y ministro de Economía, Pedro Solbes, afirmó con ironía que lo que más envidia del ex titular de Justicia Mariano Fernández Bermejo es que ya es un ex ministro.
El PP ultimó ayer la querella que tiene previsto presentar contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por prevaricación en el caso que instruye sobre una supuesta trama de corrupción vinculada a este partido y continuó ayer pidiendo explicaciones por la supuesta «connivencia» entre el Gobierno español y el poder judicial. El viernes, el PP anunció que presentaría la querella si Garzón no se inhibía antes de ayer en la instrucción del «caso Gürtel» y ayer siguió exigiéndole responsabilidades.
El portavoz de Justicia del PP, Federico Trillo, señaló que la dimisión del ministro Mariano Fernández Bermejo «pone fin a una etapa nefasta» en el ámbito de la Justicia, aunque denunció que no aclara «lo más grave», que, en sus propias palabras, es «la connivencia» entre el Gobierno y el poder judicial, que pudieron establecer el ex titular de Justicia y Garzón, así como el comisario jefe de la Policía Judicial, al participar juntos en una cacería mientras la investigación avanzaba.
«Nada de esto está aclarado, ni siquiera tras la dimisión de Bermejo», afirmó Trillo.
Al respecto, el líder del PP, Mariano Rajoy, consideró que la renuncia de Bermejo «era obligada», porque «los políticos tienen que tener unos comportamientos acordes con lo que dice la razón, la ética y su propia condición de político» y añadió que «el espectáculo de las cacerías con jueces, fiscales, sin pagar y sin seguro, no se puede aguantar en un sistema democrático y civilizado como el nuestro». Acosado por los problemas en el seno de su partido tras destaparse esta trama de corrupción, Rajoy ha utilizado reiteradamente los errores de Bermejo en las campañas de las elecciones autonómicas vasca y gallega.
Por eso, el PP tiene intención de mantener todas las iniciativas presentadas en la Cámara de Diputados de Madrid para que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, explique la «relación» de su Ejecutivo con el poder judicial. «Falta saber cómo asumirá sus responsabilidades el señor Garzón», añadió Trillo.
Baltasar Garzón, quien en 1993 fuera el número dos por Madrid de la candidatura que encabezó Felipe González en las elecciones generales, fue hospitalizado el viernes por una crisis de ansiedad, de la que se recupera en su domicilio, por lo que sus diligencias las asumió el juez Santiago Pedraz. Éste aplazó «por falta de tiempo» al 5 de marzo la toma de declaración de los cinco imputados en el «caso Gürtel» que habían sido citados ayer.
En relación a esta investigación, el día 11 Rajoy denunció el «uso partidista de la Fiscalía» al señalar que «en los últimos tiempos alcaldes y militantes del PP han sido detenidos por policías encapuchados, acompañados de televisiones y otros medios de comunicación y metidos en el calabozo sin explicación y luego son puestos en libertad».
La Unión Progresista de Secretarios Judiciales pidió que la renuncia del ministro no frene la reforma de las leyes procesales, , porque «iba bien encaminado». La mayoría de asociaciones de jueces, por contra, acogieron con «satisfacción» el anuncio.