Martxelo Díaz Periodista
Sarkozy y Berlusconi dan mucho miedo
Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, los mandatarios derechistas de los estados francés e italiano, acaban de celebrar una cumbre bilateral en Roma. En este tipo de reuniones siempre se suelen adoptar decisiones para echarse a temblar, y ésta no ha sido una excepción.
Berlusconi ha decidido que en los próximos años construirá cuatro centrales nucleares. El hecho de que los italianos decidieran hace 21 años en referéndum que no querían centrales nucleares por el riesgo que suponían no ha sido un obstáculo para el primer ministro, que cada vez gobierna de manera más parecida al modo en que gestiona el AC Milan, sin hacer caso a nadie y como si fuera de su propiedad. El caso de Eluana Englaro es el último ejemplo de cómo actúa Berlusconi, arremetiendo contra toda lo que haga falta y sin despeinarse.
En la misma reunión, Berlusconi ha decidido impulsar la línea del TAV entre Turín y Lyon, pese a las críticas que ha desatado este proyecto por las afecciones medioambientales que provoca en los Alpes, especialmente en el valle de Susa. Impulso al TAV y a la energía nuclear en un solo día. Jornada completa. Y Napoleón Sarkozy barriendo para casa, para que las empresas francesas sean las que cometan estos desmanes.
Berlusconi puede parecer idiota, con sus implantes capilares y su moreno de rayos UVA, pero no tiene un pelo de tonto. Resulta que ya tiene solucionado el espinoso problema de los residuos radioactivos. Para eso tienen los italianos la colonia de Cerdeña, para usarla de basurero radioactivo, tal y como han hecho en los últimos años. Y ahora que la derecha berlusconiana ha ganado las elecciones insulares, pueden temerse que el uranio les va a salir por las orejas. Eso sí, Berlusconi seguirá teniendo su villa de lujo al norte de la isla.
Pero el poder energético de Berlusconi no se limita al Estado italiano. Recientemente se ha conocido que la empresa pública Enel se ha hecho con el control la eléctrica española Endesa, la misma que ha sido denunciada por inundar tierras de los mapuche. ¡Que no les pasa nada!