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La «semana blanca» trastoca por completo a las familias y pone en cuestión el calendario escolar

«La `semana blanca' reabre la polémica sobre el calendario escolar». El titular periodístico es de febrero de 1999. Diez años después, poco o nada ha cambiado. Mientras muchos padres se quejan, hay quien echa la culpa a un calendario escolar poco racional.

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Joseba VIVANCO

Semana blanca» le llaman unos; de Carnavales la justifican otros; `semana tonta' la tildan los críticos con estos días libres a mitad de febrero, que a unas cuantas familias, como la del iruindarra Gotzon, les hacen la semana... pero `de pascua'. Él y su pareja trabajan y estos días se han encontrado con que Leire, de 7, y Mikel, de 4 años, sus dos hijos, no tienen clase. Por suerte para ellos, para los cuatro, en la cercana Berriobeiti, padres apurados como ellos han montado un minicampamento «blanco» para salir del paso en estas fechas. «Menos mal, porque una semana así, de repente, en febrero es un lío para nosotros», se queja. «Entre semanas como ésta, fiestas navideñas, de Semana Santa y verano, no hay manera de conciliar nada».

Dejan a los críos a las 8.30 y los recogen a las 13.30 -porque su compañera no trabaja de tarde-, aunque hay posibilidad de pasar a por ellos a las 15.30. Pero estos «campamentos» improvisados son los menos. Lo habitual ante un calendario escolar que ya prevé desde setiembre dos, tres o cinco días libres en febrero, es coger obligatoriamente días de vacaciones para cuidar a los hijos o echar mano de los «explotados» aitites.

Calendario sujeto a fiestas religiosas

Arantza Fernandez de Garaialde, portavoz del sindicato STEE-EILAS, reconoce que «habría que pensar en cosas más flexibles a la hora de distribuir los periodos lectivos, como garantizar que cuando haya días libres se ofrezcan otro tipo de actividades que no necesariamente tengan que ser extraescolares». De cualquier manera, puntualiza que los calendarios escolares se pactan al inicio del curso por los consejos de los centros, aunque también reconoce que «el colectivo de padres tiene más difícil articular un debate organizado entre ellos». No obstante, achaca este periódico debate a «problemas en el ajuste de un calendario que más allá de voluntades está totalmente condicionado por unas fiestas religiosas». Fernandez de Garaialde critica el «desmadre» que, afirma, resulta de enebrar un calendario escolar «que depende de cosas como la luna llena». Para ella «es poco razonable».

Una apreciación con la que coincide totalmente Lurdes Lekuona, presidenta de la federación alavesa de asociaciones de padres y madres de la escuela pública, Denon Eskola. «El calendario escolar viene marcado por las fiestas religiosas y eso es un follón, porque no se hace un calendario racional. Este año, igual ni tan mal porque la Semana Santa cae en abril, pero si es en marzo se junta Navidades, Carnavales y Semana Santa». Esta portavoz insiste, en este sentido, en la «racionalización del calendario escolar no sujeto a fiestas religiosas, una demanda cada vez más incipiente». Una exigencia para articular mejor los periodos no lectivos, pero que no impide que desde Denon Eskola se haga un planteamiento crítico también con las propias familias. «El problema también viene porque mezclamos en el mismo saco conciliación de la vida familiar y laboral con la educación de los hijos. Ambas tienen que ver, pero muchas veces le echamos la culpa a la escuela de los problemas que tenemos a la hora de conciliar esas dos vidas. Yo creo que tenemos que empezar a reinvindicar en otros ámbitos, y no mirando siempre a la escuela. Por ejemplo, que las familias en el trabajo tengamos también cierta flexibilidad», expone Lurdes Lekuona. «Parece que el recurso fácil es siempre echar la culpa a la escuela», añade.

Fernandez de Garaialde sí reconoce que semanas o días libres como éstos son «una faena para las familias». Pero lo que no admite es otro de los discursos habituales por parte de los padres cuando suceden estos «parones» lectivos, como que se cuestione la profesionalidad del profesorado. «Lo de que trabajamos poco es algo que siempre lo vamos a escuchar, pero la gente debe saber que sólo se ve nuestro trabajo en periodo lectivo, pero hay otro detrás. Además, la docencia directa tiene una especial carga de atención y de tensión».

Entre tanto, el debate seguirá. Y Gotzon, mientras, confiará en que la semana blanca o carnavalera pase rápida. Semana Santa y el verano serán otra historia. O parecida.

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