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Los líderes de la UE descartan un plan de ayuda para los socios del Este

La cumbre de la Unión Europea rechazó lanzar un plan de rescate para sus socios del centro y este de Europa, aunque prometió medidas de apoyo puntual a los que lo necesiten. Los líderes de la UE recalcaron «la importancia de la estabilidad macrofinanciera en toda la Unión», pero negó que Europa central y oriental necesite planes especiales, pese a su delicada situación financiera.
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Los líderes europeos trataron ayer de escenificar una imagen de unidad frente a la crisis económica tras la descoordinación y las disputas de las últimas semanas pero siguen sin acercarse a un plan común para hacer frente a la situación.

Los jefes de Estado y de Gobierno descartaron elaborar un plan de rescate específico para el este de Europa por considerar que los problemas de cada país deben tratarse «caso por caso», sin crear bloques dentro de la UE, aunque prometieron que las medidas que adopten no perjudicarán a estos países. Así, se comprometieron a evitar adoptar medidas proteccionistas. También rechazaron flexibilizar los criterios para entrar en el euro, como pedía Hungría.

Los acuerdos concretos se dejan para el Consejo Europeo ordinario de primavera, que tendrá lugar los días 19 y 20 de marzo.

«Podemos decir objetivamente que hubo un alto nivel de consenso sobre la necesidad de evitar cualquier tipo de medidas unilaterales proteccionistas dentro de la UE», subrayó el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, en la rueda de prensa final de la cumbre.

«Reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental», los líderes de la Unión se declaran dispuestos a «revisar la asistencia ya facilitada y a estudiar medidas que ayuden a los países a hacer frente a los desequilibrios temporales», explicaron los líderes comunitarios en una nota conjunta. Pese a esa disposición, no quieren crear una segunda división de países de la Unión porque, según Durao Barroso, «la Unión Europea no es dos uniones ni tres, sino una». La cumbre confirmó que la ayuda a los bancos matrices en países del oeste de la UE «no debe suponer ningún tipo de restricciones para las actividades de las filiales» en otros estados de Europa central y del este.

Entrada en la zona euro

Actualmente, Hungría y Letonia reciben ya ayuda de la UE, dentro de paquetes financieros puestos en marcha en colaboración con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para contribuir a equilibrar su balanza de pagos.

La abanderada del rechazo a un plan de rescate para las economías del conjunto de la región central y oriental fue la canciller alemana, Angela Merkel, quien dejó claro que las medidas deben ser caso por caso y en función de dónde surjan las necesidades.

La jefa del Gobierno alemán también dio otra ducha de agua fría a las aspiraciones de algunos países de Europa central y del este de que se flexibilicen los criterios para la entrada en el euro, a fin de que algunos puedan acelerar la adopción de la moneda única como refugio ante la tormenta económica y financiera. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aceptó flexibilizar los criterios, pero sólo cuando se supere la acttual crisis económica.

Antes de la cumbre, nueve países del centro y este de Europa celebraron un encuentro en el que pidieron solidaridad y un rechazo claro a las medidas proteccionistas a sus socios de la UE. El primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany, había reclamado un plan de ayuda para los países del centro y este de Europa, con una dotación de entre 160.000 y 190.000 millones de euros, que les permita superar la grave crisis financiera.

Sin embargo, Polonia, la economía más fuerte de esa zona, no lo creyó necesario. Barroso insistió en que el apoyo a los países con problemas se realizará «caso por caso» pero no «por categorías de países, porque no hay ninguna razón específica para tratar así a un grupo de países muy diversos».

Rechazo al proteccionismo para salvar la industria de cada Estado

«El proteccionismo no es la respuesta a la crisis actual», afirmaron los Veintisiete en un comunicado conjunto al término de la breve cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas. Pese a que hasta ahora cada uno ha puesto en marcha sus propios planes, los gobernantes comunitarios reconocieron que Europa «sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria». Todos prometieron «utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo» y expresaron públicamente su «confianza en las perspectivas a medio y largo plazo de todas las economías de la UE».

En el origen de la polémica están las medidas que anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para salvar de la quiebra a la industria francesa del automóvil, ligando esa ayuda al mantenimiento de la actividad y el empleo sólo en el Estado francés. La medida provocó las protestas de otros socios, como la República Checa o Suecia. Según recalcó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, todos los líderes respaldaron las directrices de Bruselas para las ayudas al automóvil, que exigen que las ayudas públicas nacionales sean temporales y, sobre todo, que no vayan en detrimento de la producción o del empleo en otros estados de la Unión. El sábado la Comisión anunció su visto bueno al plan francés, después de asegurarse que los préstamos no irán acompañados de condiciones discriminatorias. GARA

bancos tóxicos

Los líderes de la UE llegaron a un acuerdo para permitir crear «bancos malos» que gestionen sobre los «activos tóxicos» que están lastrando los balances de las entidades financieras.

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