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Raimundo Fitero

Visto y no visto

Casi todas las cadenas generalistas, con la actual situación de distribución de las señales digitales terrestres, han encontrado un campo para el reciclado, una posibilidad del desguace sin necesidad de crear más problemas en las parrillas y sus resultados. Así, en las segundas, terceras o cuartas opciones se encuentran programaciones subsidiarias formadas a base o los éxitos de siempre o los fracasos de ocasión que una vez convertidos en relleno pueden tener una tercera o cuarta vida, con resultados tan escasos como en las anteriores, pero teniendo una o varias oportunidades añadidas que casi nunca se aprovechan.

La semana pasada se produjo una de esas circunstancias que nos demuestran la tensión existente en las direcciones de las cadenas. Tele 5 emitió un nuevo programa «La 7ª silla», con voluntad de estar en el horario de máxima audiencia, con una especie de debate con muchas voces y muchos temas, pero debido a sus malos resultados ha sido fulminantemente apartado de la programación. Una emisión y nada más. No es la única vez que se toman decisiones tan drásticas, pero cuando vuelve a suceder siempre nos asaltan las dudas, porque se entiende que para que un programa aparezca en pantalla, ha pasado mucho filtros, muchas reuniones, ha habido muchas personas que han ido tomando decisiones que han desembocado en un visto bueno para que se forme el equipo, se firmen contratos, se hagan inversiones y, varios programa cero, donde se van viendo las pruebas, se hacen test con público real, cosas por el estilo hasta que se anuncia en las promocionales de la cadena, se mandan comunicados, etcétera. Se emite, no funciona, se quita el programa y ¿nadie más asume responsabilidades? Parece injusto.

El programa desaparecido no irá ni al desguace, se convertirá en una anécdota, sin recuerdo ni desguace. Un visto y no visto. En el primero y único que se emitió mostró desajustes, amontonamientos, tendenciosidad en sus temas, pero no era tan malo como para esa urgencia decisoria, aunque sus supuestos tertulianos solamente aportaban continuidad y malos recuerdos. Otros programas han funcionado con bastante menos.

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