Bruselas ve posible rescatar a socios de la eurozona pero no lo cree necesario
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reiteró ayer que si un estado de la zona euro tuviera dificultades financieras graves, la UE tiene instrumentos para ayudarle, pero dejó claro que, por el momento, ese tipo de asistencia no resulta necesaria.
GARA |
El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, no quiso especular sobre posibles escenarios negativos en la UE, por el efecto que ese tipo de declaraciones tiene en los mercados, aunque admitió estar preparando cualquier problema. «Hay problemas de pagos en algunos países, pero no de la eurozona», aseguró el presidente del ejecutivo comunitario, que recalcó, no obstante, que «estamos considerando todas las opciones y vamos a permanecer vigilantes». Así, afirmó que «si hay un problema en la eurozona, tendremos los medios para actuar».
La UE ya ha tenido que dar apoyo financiero a dos Estados miembros que no pertenecen al euro, Hungría y Letonia -6.500 y 3.100 millones de euros, respectivamente, para estabilizar su balanza de pagos-, y en las últimas semanas han aumentado las advertencias sobre los apuros de algunos socios de la moneda única.
En principio, la UE no puede ofrecer el mismo tipo de ayuda a los países de la eurozona que a los de fuera, pero tanto Durao Barroso como el responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, están tratando de acallar las especulaciones confirmando que, en caso de necesidad, hay soluciones.
Entrada en el euro
El presidente de la Comisión también quiso poner freno a las peticiones de algunos gobiernos que desean entrar en el euro para que se aceleren los trámites y subrayó que los criterios de adhesión no se van a revisar, pues ello pondría en duda la credibilidad y estabilidad de la Unión Monetaria, en un momento en el que ya está siendo cuestionada. Recordó que cuatro de los diez países que entraron en la UE en 2004 ya se han incorporado a la moneda única -Eslovenia, Malta, Chipre y Eslovaquia-, prueba, según Durao Barroso, de que «si los otros no han entrado no es porque las puertas estén cerradas, sino porque o no les han interesado o porque no han hecho su trabajo».
En cualquier caso la fórmula de las ayudas no será la deuda pública europea. Sobre la posibilidad de que los países del euro emitan deuda de manera conjunta («eurobonos»), Durao Barroso reseñó que «no tiene ninguna posibilidad de prosperar», dada la frontal oposición de algunos Estados miembros, que creen que este instrumento les perjudicaría y crearía riesgos para la estabilidad del área.
Por otro lado, la Comisión Europea pidió a los Veintisiete que intensifiquen sus esfuerzos para suavizar el coste de la crisis económica en términos de empleo y bienestar de las familias. Durao Barroso advirtió de que los Veintisiete destruirán este año 3,5 millones de empleos y el paro llegará en 2010 al 10% de la población activa. A pesar de esas afirmaciones, reiteró que en este momento lo más urgente es recuperar la confianza en el sistema financiero y restaurar el funcionamiento del mercado de crédito, algo que sólo cree posible si antes se libera a los bancos de los activos dañados que están lastrando sus balances.
En el ámbito financiero, la Comisión respaldó las propuestas del grupo de expertos liderado por el ex director general del FMI Jacques de Larosière para dotar a la UE de un sistema integrado de supervisión, frente al actual modelo estatal, y establecer un mecanismo de alerta temprana para evitar crisis.
Durao Barroso descartó flexibilizar las condiciones para entrar en el euro para acoger a países en dificultades, así como la posibilidad de que los socios de la zona euro emitan deuda de forma conjunta -«eurobonos»- p0r la oposición de los estados más saneados.
La Comisión pidió a los Veintisiete mayores esfuerzos para suavizar el coste de la crisis en el empleo y en el bienestar de las familias, pero añadió que lo más urgente es recuperar la confianza en el sistema financiero y liberar a los bancos de sus activos dañados.
Bruselas apoya la propuesta de dotar a la UE de un sistema integrado de supervisión, frente al actual modelo en el que cada estado tiene el suyo, y de un mecanismo de alerta temprana para evitar crisis.
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) rechazó ayer que la contención en el gasto público y de los salarios de los funcionarios pueda paliar la actual crisis económica y financiera. La CES defendió que la garantía de los sueldos públicos representan un pilar de estabilidad ante la peor crisis económica desde la II Guerra Mundial. Los sindicatos europeos criticaron las declaraciones del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, en las que recomendó a las autoridades de los países de la zona euro la «contención del gasto, especialmente en el caso de los salarios públicos». La CES mostró su sorpresa por «un nuevo ataque del máximo responsable del BCE contra el sector público», lamentó que Trichet «haya olvidado la lección de la Gran Depresión de la década de los treinta» y, demandó que, en lugar de un recorte de los sueldos de los empleados públicos, se apruebe una bajada de los tipos de interés. Además, la CES valoró el reciente acuerdo alemán que prevé un incremento salarial del 5% durante los dos próximos años en el sector público.
